ESPECIAL.- América Latina está en el centro de la pandemia del coronavirus (Covid-19), sufre algunas de las peores tasas de infección y el mayor número de muertes en el mundo. Ahora los economistas advierten que la región enfrenta más malas noticias: sus enfermizas economías corren el riesgo de caer en una nueva crisis de deuda, aún peor que la última gran caída de la década de 1980.
Latinoamérica ya luchaba con varias “condiciones preexistentes” antes de que el coronavirus se afianzará a principios del año en la región: un crecimiento anémico desde hace años, sistemas de salud débiles, bajos ingresos fiscales, altos niveles de endeudamiento y una dependencia excesiva de las exportaciones de materias primas.
Ahora, algunos de los confinamientos más prolongados del mundo, junto con los costosos programas de rescate que los acompañan, causan estragos en las finanzas públicas.
Chile, Brasil y México se encuentran entre los cinco mercados emergentes a nivel mundial con el mayor aumento de deuda en relación al Producto Interno Bruto (PIB) este año, de acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales con sede en Washington, Estados Unidos (EU). La deuda total de Chile aumentó 30% en el primer trimestre, comparado con el mismo periodo del año anterior.
Sin red de seguridad
América Latina “ya tenía mucha deuda antes de la crisis”, dice al Financial Times, José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Gurría menciona que después de la “brutal realidad” que deja el coronavirus, la región necesitará muchos “mayores recursos y alivio de su deuda”.
El endeudamiento del gobierno en la región está en espiral, algo que alarma a los inversionistas. “Definitivamente es el elefante en la habitación”, dice Claudio Irigoyen, jefe de investigación de América Latina en Bank of America, sobre el problema de la deuda.
“Los equilibrios en América Latina son mucho peores que en otras regiones. Existe un sistema de salud y saneamiento muy poco desarrollado, que dicta confinamientos estrictos, pero también hay un alto grado de informalidad laboral, lo que significa que no puedes extender los cierres mucho tiempo o corres el riesgo de un caos social”, dice Irigoyen.
Las economías avanzadas pueden aprovechar vastos recursos de los bancos centrales porque tienen monedas fuertes e inversionistas dispuestos a continuar comprando su deuda. Los países latinoamericanos no tienen esa red de seguridad, ni esa mano de obra bajo el peso de una historia de crisis de deuda que se remonta a más de un siglo.
Argentina y Ecuador ya están en incumplimiento de pagos de su deuda externa y negocian reestructuraciones. Argentina adoptó una postura de mayor confrontación, mientras que Ecuador se ganó los elogios por un enfoque más consensual. Ninguno de los dos llegó a un acuerdo con todos los tenedores de bonos.
Retos por venir
Brasil, la economía más grande de la región, ha visto crecer su deuda mientras que sus precarias finanzas públicas sienten el impacto de una profunda recesión y un fuerte aumento del gasto público. William Jackson de Capital Economics pronosticó que la relación deuda/PIB del país podría subir cerca de 100% este año a partir de 76% del año pasado. “Es una bomba de tiempo”, dice.
Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs, dice que Brasil necesita convencer a los inversionistas de que puede volver a encarrilar sus finanzas públicas. “Si comienzas con una posición fiscal muy frágil, saldrás con una posición fiscal aún más fea, que requiere la señal correcta de los responsables de la formulación de políticas de que esto fue solo una expansión de única ocasión... y que después de eso abrazarás un ajuste fiscal”, dice.
El economista agrega que: “El mayor temor en el mercado es no saber cuándo las autoridades adoptarán dicho ajuste”. El gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro insiste en que las reformas favorables al mercado aún están vivas y que se reanudarán más adelante este año. Pero Brasil enfrenta elecciones en 2022, por lo que es muy poco probable que los ministros adopten medidas de austeridad dolorosas antes de la votación.
Por su parte, México, la segunda economía más grande de la región, inició la pandemia con finanzas públicas relativamente sanas y bajos niveles de deuda. Sin embargo, es probable que la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de seguir adelante con un programa de austeridad, en lugar de gastar para salvar la economía, profundice la recesión del país y frene su recuperación.
El Fondo Monetario Internacional pronostica que el PIB de México se desplomará 10.5% este año, lo que lo convertiría en el principal mercado emergente más afectado del mundo. Los menores ingresos petroleros y el impacto del coronavirus significan que es probable que la deuda soberana del país pierda su codiciada calificación crediticia de grado de inversión en 2022, a menos que cambien las políticas, según Morgan Stanley.
Por otro lado, Colombia, que es la cuarta economía más grande de Latinoamérica, tiene políticas gubernamentales más sólidas, pero corre riesgo de una degradación en la primera mitad del próximo año a causa de las débiles finanzas públicas, dice el banco.
José Ángel Gurría, ex secretario de Hacienda de México durante el gobierno de Ernesto Zedillo, dice que los inversionistas tienen poca tolerancia al aumento de la deuda en los mercados emergentes. “Una vez que un país pasa 50% (de la deuda en relación al PIB) lo ponen en alerta, una vez que pasa 60% encienden luces intermitentes y una vez que pasan los 70 o 75%... en ese momento se activan todas las alarmas”, dice.
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ESPECIAL.- América Latina está en el centro de la pandemia del coronavirus (Covid-19), sufre algunas de las peores tasas de infección y el mayor número de muertes en el mundo. Ahora los economistas advierten que la región enfrenta más malas noticias: sus enfermizas economías corren el riesgo de caer en una nueva crisis de deuda, aún peor que la última gran caída de la década de 1980.
Latinoamérica ya luchaba con varias “condiciones preexistentes” antes de que el coronavirus se afianzará a principios del año en la región: un crecimiento anémico desde hace años, sistemas de salud débiles, bajos ingresos fiscales, altos niveles de endeudamiento y una dependencia excesiva de las exportaciones de materias primas.
Ahora, algunos de los confinamientos más prolongados del mundo, junto con los costosos programas de rescate que los acompañan, causan estragos en las finanzas públicas.
Chile, Brasil y México se encuentran entre los cinco mercados emergentes a nivel mundial con el mayor aumento de deuda en relación al Producto Interno Bruto (PIB) este año, de acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales con sede en Washington, Estados Unidos (EU). La deuda total de Chile aumentó 30% en el primer trimestre, comparado con el mismo periodo del año anterior.
Sin red de seguridad
América Latina “ya tenía mucha deuda antes de la crisis”, dice al Financial Times, José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Gurría menciona que después de la “brutal realidad” que deja el coronavirus, la región necesitará muchos “mayores recursos y alivio de su deuda”.
El endeudamiento del gobierno en la región está en espiral, algo que alarma a los inversionistas. “Definitivamente es el elefante en la habitación”, dice Claudio Irigoyen, jefe de investigación de América Latina en Bank of America, sobre el problema de la deuda.
“Los equilibrios en América Latina son mucho peores que en otras regiones. Existe un sistema de salud y saneamiento muy poco desarrollado, que dicta confinamientos estrictos, pero también hay un alto grado de informalidad laboral, lo que significa que no puedes extender los cierres mucho tiempo o corres el riesgo de un caos social”, dice Irigoyen.
Las economías avanzadas pueden aprovechar vastos recursos de los bancos centrales porque tienen monedas fuertes e inversionistas dispuestos a continuar comprando su deuda. Los países latinoamericanos no tienen esa red de seguridad, ni esa mano de obra bajo el peso de una historia de crisis de deuda que se remonta a más de un siglo.
Argentina y Ecuador ya están en incumplimiento de pagos de su deuda externa y negocian reestructuraciones. Argentina adoptó una postura de mayor confrontación, mientras que Ecuador se ganó los elogios por un enfoque más consensual. Ninguno de los dos llegó a un acuerdo con todos los tenedores de bonos.
Retos por venir
Brasil, la economía más grande de la región, ha visto crecer su deuda mientras que sus precarias finanzas públicas sienten el impacto de una profunda recesión y un fuerte aumento del gasto público. William Jackson de Capital Economics pronosticó que la relación deuda/PIB del país podría subir cerca de 100% este año a partir de 76% del año pasado. “Es una bomba de tiempo”, dice.
Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs, dice que Brasil necesita convencer a los inversionistas de que puede volver a encarrilar sus finanzas públicas. “Si comienzas con una posición fiscal muy frágil, saldrás con una posición fiscal aún más fea, que requiere la señal correcta de los responsables de la formulación de políticas de que esto fue solo una expansión de única ocasión... y que después de eso abrazarás un ajuste fiscal”, dice.
El economista agrega que: “El mayor temor en el mercado es no saber cuándo las autoridades adoptarán dicho ajuste”. El gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro insiste en que las reformas favorables al mercado aún están vivas y que se reanudarán más adelante este año. Pero Brasil enfrenta elecciones en 2022, por lo que es muy poco probable que los ministros adopten medidas de austeridad dolorosas antes de la votación.
Por su parte, México, la segunda economía más grande de la región, inició la pandemia con finanzas públicas relativamente sanas y bajos niveles de deuda. Sin embargo, es probable que la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de seguir adelante con un programa de austeridad, en lugar de gastar para salvar la economía, profundice la recesión del país y frene su recuperación.
El Fondo Monetario Internacional pronostica que el PIB de México se desplomará 10.5% este año, lo que lo convertiría en el principal mercado emergente más afectado del mundo. Los menores ingresos petroleros y el impacto del coronavirus significan que es probable que la deuda soberana del país pierda su codiciada calificación crediticia de grado de inversión en 2022, a menos que cambien las políticas, según Morgan Stanley.
Por otro lado, Colombia, que es la cuarta economía más grande de Latinoamérica, tiene políticas gubernamentales más sólidas, pero corre riesgo de una degradación en la primera mitad del próximo año a causa de las débiles finanzas públicas, dice el banco.
José Ángel Gurría, ex secretario de Hacienda de México durante el gobierno de Ernesto Zedillo, dice que los inversionistas tienen poca tolerancia al aumento de la deuda en los mercados emergentes. “Una vez que un país pasa 50% (de la deuda en relación al PIB) lo ponen en alerta, una vez que pasa 60% encienden luces intermitentes y una vez que pasan los 70 o 75%... en ese momento se activan todas las alarmas”, dice.
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