Republicanos impulsan 561 leyes antiinmigrantes desde la llegada de Trump a la presidencia

Conceder el permiso para disparar contra hispanos, limitar sus estudios, negar ciudadanía a hijos de migrantes, son iniciativas de ley que se han más que triplicado desde 2020.

El 97.3 por ciento del total de las iniciativas antiinmigrantes fueron impulsadas exclusivamente por republicanos / Telediario
Ciudad de México /

Vivir en Estados Unidos como inmigrante es una lucha constante en contra de leyes que atentan con el derecho de la vida, el de un empleo, estudios y hasta el de conducir. 

Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, en 2017, los discursos de odio han crecido, se han apropiado de los espacios públicos y han tenido efecto en las políticas de muchos estados, principalmente los que tienen gobiernos republicanos.

Muchas de esas leyes antiinmigrantes demonizan a los paisanos, propagan el miedo en los ciudadanos estadounidenses y limitan la vida de quienes ya tienen una allá.  

Aumentan leyes antiinmigrantes en EU

La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés) realizó un estudio donde documentó que entre 2020 y 2024, los gobiernos republicanos, partido al que pertenece Donald Trump, posicionaron 561 iniciativas de ley antiinmigrantes.

  • A partir de 2020 se introdujeron en Estados Unidos 17 prohibiciones a las políticas santuario, que obligan a los estados a cooperar con los servicios de migración.
  • En Arizona, la ley SB 1408 intentó ir más lejos y penalizar el uso de teléfonos y computadoras para ayudar a los inmigrantes indocumentados
  • La ley HB 2843 pretendía autorizar a los residentes disparar a los migrantes en defensa propia y convertía la migración en un delito.
  • En Oklahoma, la ley SB 53, buscó despojar a los niños nacidos en Estados Unidos de su ciudadanía si sus padres eran indocumentados
  • En Texas dos propuestas exigían que el Congreso reembolse al estado los costos de educar a los niños indocumentados, además de asegurar la frontera sur.
  • Al mando del gobernador Ron DeSantis, Florida empujó leyes como la SB 1718 que criminaliza el transporte de inmigrantes indocumentados (que potencialmente incluye a miembros de la familia), invalida las licencias de conducir de otros estados y requiere que los hospitales y empresas pregunten a los pacientes sobre el estado migratorio.

Los legisladores antiinmigrantes se envalentonaron poco a poco con iniciativas tan duras como la Ley de Exclusión de los Chinos, promulgada en 1882 y vigente hasta 1943, cuando se acusó a los ciudadanos Chinos de reducir los estándares culturales y morales de la sociedad estadounidense.

Esto significa que el país vecino se enfrenta a un proceso de retroceso. la LULAC documentó en el estudio “Una nueva ola de odio: la bendición legislativa antiinmigrante desde 2020”, de Marco Montoya y Ray Serrano, que el 97.3 por ciento del total de esas iniciativas, fueron impulsadas exclusivamente por republicanos, por lo que se concluye que buscaban principalmente infundir miedo a los votantes en contextos electorales.

“La retórica divisiva del ex presidente (y hoy de nuevo presidente) Trump ha intensificado una campaña más agresiva contra los inmigrantes y los latinos, independientemente de su estatus legal”, sostiene el estudio.

Leyes antiinmigrantes hacen difícil la vida en EU

Para constatar la situación que viven los inmigrantes, TELEDIARIO habló con varias paisanas y paisanos que han hecho su lucha en el país vecino, a pesar de la creciente ola de odio a la que se enfrentan todos los días.

Una de ellas es Wendy Catalán, dreamer y activista que se entristece cuando escucha las historias de éxito que otros jóvenes migrantes mexicanos de su edad han tenido al vivir en el estado de Illinois, que junto con California es uno de los lugares más amables con la inmigración.

Wendy se pregunta qué hace ella en Indiana, uno de los sitios más racistas y en contra de los migrantes en Estados Unidos, cuyas leyes han inspirado a políticos xenófobos de otros estados para crear nuevas legislaciones adversas en contra de los indocumentados.

Mientras tanto, Javier, un mexicano radicado en Georgia, cuenta que chocó su coche contra una banqueta al resbalar con el hielo, cuando sus patrones lo obligaron a ir al restaurante a trabajar, a pesar del clima. Un policía le levantó una multa en medio de la nevada de mediados de este mes.

Así que debe presentarse a una corte el próximo 26 de febrero, pero él duda en ir porque cree que para esa fecha, cuando Trump ya esté en el poder, es probable que los oficiales de migración se aposten en la corte para llevarse a los indocumentados.

“Por supuesto que sí se la piensa uno”, acepta en entrevista, preocupado por lo que pasará y porque calcula que el incidente podría costarle –entre la multa, el seguro del coche y el abogado– unos 17 mil dólares. “No gano para eso”.

Fernando es otro caso. Él trabaja en Florida, y ahí lanzaron 11 iniciativas durante los últimos cuatro años en contra de personas indocumentadas, por lo que naturalmente se siente vulnerable:

“Quedas en manos de la policía que te detiene, si está de buenas de deja ir, si no, te puede echar a la migra por cualquier cosa”.

Este hidalguense cuenta que tiene una compañía de pintura de inmuebles. Paga impuestos, pero ha sido detenido en dos ocasiones y en ambas lo han tratado totalmente distinto.

La primera vez, una patrulla lo detuvo porque la escalera que transportaba se salía unos centímetros de la carrocería. Un oficial alto y rubio le pidió una licencia, Fernando se la mostró aunque sabía que en California no admiten las de Florida.

El gringo la miró con desconfianza, la inspeccionó, le dio varias vueltas y al final le dijo 'happy birthday'. El oficial se percató de la fecha de su nacimiento, así que le pidió disculpas.

“Lo siento por hacerte pasar un mal rato en tu cumpleaños”, dijo el oficial a Fernando.

La segunda vez no le fue tan bien. Lo arrestaron, lo enviaron a corte, se declaró culpable por manejar mal, pero no lo deportaron, no tuvo que regresar a Hidalgo, donde tuvo una vida dura con un padre golpeador y alcohólico. Tuvo suerte.

La lucha interminable en contra de leyes antiinmigrantes de EU

La activista inmigrante Brenda Vargas sabe bien el rigor de las leyes en Estados Unidos. Huyó de Florida cuando se dio cuenta que por mucha capacitación que diera a los migrantes sobre negocios, hipotecas y oportunidades laborales, tarde o temprano chocaban con pared. Incluso ella misma, también beneficiaria dreamer, resentía el ambiente hostil de las políticas migratorias.

“Las leyes te limitan toda tu vida. Por ejemplo en mi trabajo del banco estaba siendo muy explotada, hacía el trabajo de tres personas y aunque estaba muy capacitada en negocios, no me dejaban crecer”.

En el banco, donde ella trabajaba para pagar sus estudios, los clientes le gritaban que no querían hablar con ella porque hablaba español.

“Me escupían, decían que querían hablar con un americano de verdad, uno que sólo hable inglés”, declaró Brenda

Por eso se fue a Massachussets después de ayudar a su mamá a comprar una casa y a sacar adelante los estudios de su hermano. Quiso hacer una maestría para estar más preparada y allá encontró un ambiente mejor, donde ser foráneo no es un problema, sino una ventaja.

Actualmente Brenda está capacitándose para regresar a Florida empoderada,  montar su negocio y una organización sin fines de lucro. Quiere seguir la lucha en el estado que la acogió a los siete años, cuando su madre huyó de la violencia de los cárteles en Tijuana, un triste episodio que obligó a la familia a dejar la casa que después balearon con sus primos dentro.

Por eso ambas migrantes se han acercado a algunos políticos que consideran más moderados, con quienes descubrieron que toda la dureza de la ley tiene en su superficie algunas grietas por donde entrar.

“Hace poco un senador nos dijo que para poner una ley que deje a los indocumentados tener licencia de conducir la llamarían de otro modo para no dar el mensaje de que nos daban privilegios”, explicó.

En conclusión, están de acuerdo en que la batalla que viene será legal, tendrán que apostar a los huecos y oportunidades antes de que Trump expanda las leyes xenófobas y racistas de sus colegas y se vuelva un infierno ser inmigrante.

“No queremos que nuestra comunidad se prepare para lo peor, sino para lo mejor”, propone Brenda Vargas

SOM

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  • Gardenia Mendoza
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