Liu Xiaobo, el activista que luchó por democratizar China

El Premio Nobel de la Paz en 2010 murió a los 61 años como consecuencia de un cáncer de hígado; en 2009 fue condenado a 11 años de prisión por "socavar el poder del Estado".

Liu Xiaobo, el activista que luchó por democratizar China
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No alcanzó a recobrar la libertad ni pudo recoger el Nobel de la Paz que le fue concedido hace siete años: el activista y escritor chino Liu Xiaobo falleció hoy en un hospital mientras purgaba una condena de 11 años. Tenía 61 años.

Un cáncer de hígado acabó con su vida mientras antes de cumplir los 11 años de cárcel a los que fue condenado en 2009.

"No tengo enemigos ni tengo odio", dijo Liu Xiaobo a los jueces cuando estos le condenaron por "socavar el poder del Estado" tras asumir la coautoría de la "Carta 08" en 2008, un manifiesto firmado por 300 intelectuales que pedía un "Estado libre, democrático y constitucional" en China. En 2010, fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz.

Ese mismo mensaje de no violencia ya lo había transmitido 20 años antes, cuando el entonces profesor de literatura se sumó a la huelga de hambre de estudiantes que protestaban contra el gobierno comunista de Pekín.

Liu, presidente de honor del Pen Club chino de escritores independientes, estuvo encarcelado tres veces antes. El 4 de junio de 1989, cuando las tropas habían invadido la Plaza de Tiananmen y se temía un baño de sangre, Liu y sus compañeros mediaron para lograr la retirada pacífica de los activistas en huelga de hambre, a lo que se oponían muchos radicales.

A pesar de ello, siempre le atormentó la muerte de muchos manifestantes aquella noche. En aquel momento se negó a pedir asilo político en una embajada y finalmente fue arrestado.

Tras un año en prisión se rindió. Presionado por su familia, escribió una confesión y en enero de 1991 salió en libertad. Se retiró de la vida pública, aquejado de los sentimientos de culpa por las víctimas, el sentimiento de vergüenza por su confesión y la desconfianza de otros luchadores por las circunstancias de su liberación.

En 1992 escribió un libro autobiográfico y en 1993 viajó al extranjero para dar conferencias. Liu también criticó duramente a los líderes del movimiento por la democracia, quienes, en su opinión, no sabían nada de democracia.

En aquella época escribió a un amigo: "Mi temperamento hace que por todas partes choque con las paredes. A pesar de que muchas veces al final sangro en la cabeza, lo acepto con gusto". Su matrimonio se quebró. Su hijo lo acusó de ser un mal padre.

En 1995, el disidente solitario se convirtió nuevamente en un activista político que escribía cartas al Congreso del Pueblo. Estuvo detenido ocho meses en 1995 y en octubre de 1996 fue condenado a tres años de reclusión en un campo de "reeducación".

Durante tres años tuvo que seleccionar alubias, supuestamente para arruinar sus ojos de escritor, según dice una biografía. En prisión se casó en abril de 1998 con su novia Liu Xia y escribió muchos poemas de amor en aquella época, ya entonces haciendo referencia a la muerte: "Antes de que tu ceniza se hunda en la tumba, escríbeme una carta y no olvides tu dirección del otro mundo".

Calificó su condena de expiación. Quedó en libertad en octubre de 1999 y repentinamente se halló en una nueva China a la cual sólo le importaba el dinero.

Ayudó a las "Madres de Tiananmen", la red de familiares de las víctimas de 1989. En 2001 participó en la fundación del Pen Club y asumió la presidencia. "Desde entonces ya no estuvo solo", dijo uno de sus amigos, el escritor Beil Ling, que vive en el exilio en Estados Unidos. "Era un líder".

Su personalidad fue aceptada paulatinamente por todas las fuerzas opositoras en China. "A partir de entonces representó para el gobierno chino una creciente amenaza", agregó Beil.

Con miras al aniversario 60 de la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, en 2008 Liu Xiaobo y otros redactaron la "Charta 08". Dos días antes de la publicación fue detenido por la policía.

"Estrangular la libertad de opinión significa pisar los derechos humanos, aplastar a la humanidad y reprimir la verdad", dijo Liu Xiaobo al final de su juicio a sus jueces y agregó que esperaba ser la última víctima de esta "inquisición" interminable.

En su alegato final ante el tribunal, el literato y poeta halló las palabras más hermosas para despedirse de su esposa, Liu Xia, sabiendo que ella tendría que esperar mucho tiempo: "Tu amor es la luz del sol que salta sobre muros altos y atraviesa los barrotes de la ventana de mi celda". Y concluyó así: "Incluso aunque sea reducido a polvo, usaré mis cenizas para abrazarte".

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