En el centro de un parque en Tokio, Japón, ha florecido una planta centenaria de agave, un hecho que se dice que ocurre una vez cada 100 años, y ahora abrió sus flores amarillas, por lo que muchos japoneses y turistas han llegado a observar y tomar fotos.
Cientos de personas se reunieron este 17 de julio en el parque tokiota de Hibiya para asistir a este único acontecimiento luego de que la planta empezó a dar señales de floración desde hace tres días.
“Teníamos previsto comer cerca y al ver la noticia sobre la flor que se abre cada varias décadas, quisimos venir a verla”, comentó Ikuo Ito a la agencia EFE, de 72 años, y Nobuko Ito, de 67, una pareja de jubilados residentes en Suginami, al oeste de Tokio.
Esta variedad en agave amarillo, también conocido como pita, proveniente de México y el sur de Estados Unidos, se ha distribuido en otros continentes como planta ornamental por su larga vida y capacidad de adaptarse a climas áridos o extremos.
Para las personas que iban pasando por el parque, lo especial fue ver cómo el largo tallo que termina en las flores ha ido creciendo desde mayo hasta ocho metros de altura.
“Llevo un par de semana mirando la planta desde que inició a florecer poco a poco, por lo que regresaré la semana entrante a ver cómo avanza”, dijo Yukiko Kobayashi, jubilada de unos 60 años y residente en Tokio, quien pasa por el parque cada vez que asiste a sus clases de tenis.
De acuerdo a Kobayashi, lo especial de esta planta es que a pesar de que no sea “una flor llamativa, es una flor efímera”.
Los trabajadores del parque explicaron que la planta tiene más de 60 años, ya que hay fotos de la misma desde 1960, y estaría alcanzando ahora el final de su vida, ya que el agave florece una sola vez antes de morir.
Esta es la estrategia reproductiva de la planta, que tiene flores polinizadas generalmente por murciélagos, antes de generar un fruto que contiene sus semillas. Durante su vida, también produce una gran cantidad de retoños desde la raíz.
Otra planta de este tipo que estaba en el mismo parque floreció en julio de 2019, pero alcanzó su tallo a una altura mucho menor en comparación con la actual.
“Si fuera menos alta podría ver más fácil las flores pero debo mirarla ampliando las fotos, aunque agradezco que florezca poco a poco para que podamos disfrutar más tiempo”, dijo Chiyomi Shimizu, también jubilada de unos 60 años que vive en Tokio.
AA