Francisco vivía en Rusia cuando estalló la guerra con Ucrania; tras meses de la invasión, logró volver a México

El mexicano contó en entrevista con TELEDIARIO cómo se vivieron los primeros meses del conflicto bélico.

Francisco Alfonso / Especial
Ciudad de México /

Francisco llegó a Rusia en 2013 como estudiante de la Universidad de Samara, una institución educativa especializada en contrucción de cohetes. El mexicano pasó nueve años en el país europeo, del que tuvo que salir por una guerra de la que nadie sabe cuándo llegará su fin.

Fue hace poco más de un año cuando los rumores sobre la guerra entre Rusia y Ucrania comenzaron a avivarse: Francisco había terminado su maestría y pretendía mudarse a San Petesburgo.  De un día para otro, su vida y la de gran parte de la población en el país, cambió de manera radical. El hombre relató a TELEDIARIO cómo vivió estos meses.

El primer llamado del conflicto bélico lo recibió una mañana, mientras dormía. De pronto escuchó el sonido de la alerta de guerra, un sonido que desconocía y que se volvería parte de su cotidianidad.

"Te levanta una sirena y dices 'joder, estamos en guerra'. Da miedo porque no es un sirena normal, sino de bombardeo y así la ponían a cada rato. Al principio nos asustaba mucho. Era difícil escucharlo, te impone demasiado", contó.

El 24 de febrero de 2022 el mundo se conmocionó ante las imágenes de los primeros ataques de Rusia en Ucrania;  la entrada del ejército ruso se hizo a través de ciudades como Kiev, Odesa, Jerson y Donetsk.

"Ucrania y Rusia siempre han tenido problemas y sí se escuchaba que podría haber un conflicto. No era algo certero y de repente, de un día a otro, Rusia entró en guerra", dijo Francisco Alfonso.

Uno de los primeros impactos de la guerra fue la devaluación de la moneda nacional; ello alertó a la población sobre la disponibilidad de insumos básicos, algo que experimentaron los primeros meses del conflicto.

"Realmente pensábamos que se iba a resolver rápido, por lo menos en la primera semana que hubo guerra y luego pasó un mes, pasó otro. Ahí supimos que esto iba para mucho tiempo", agregó.

Conforme avanzaron los días, algunas empresas, como Danone, McDonald's y otras, empezaron a asalir el mercado.

"Había un McDonald's enfrente de mi casa; yo lo veía a través de la ventana y de repente ya no estaba el letrero. No estaba Zara, Bershka, Nike, tampoco", dijo el mexicano.

Así, comenzó a ser cotidiano ver el desmantelamiento de locales, que de un día para otro cambiaban de nombre y dueños.

Los mexicanos con residencia en Rusia comenzaron a recibir correos por parte de la Embajada de México en el país, con el fin de dar seguimiento a su estancia y seguridad. Así, comenzaron a tener reuniones con ellos; muchos de los residentes decidieron quedarse en el país.

Una vida en guerra

En la memoria colectiva del pueblo ruso la guerra es un tema presente, de ahí que gran parte de ellos reciba la formación militar necesaria o en primeros auxilios, algo que es más común a nivel de educación superior.

Específicamente en la insitución en la que se encontraba Francisco, contaban con un Departamento de Guerra Universitario, donde los estudiantes tienen la posibilidad de tomar una guía militar y salir con un grado (sargento, soldado u otro).

En medio de un contexto en el que el joven mexicano contemplaba cada vez más propaganda de apoyo a la parte rusa, comenzó a ver cómo sus compañeros de estudio se unían de manera voluntaria u obligatoria al campo de batalla, a la mayoría no los ha vuelto a ver.

"En mi universidad, apenas sacaron un comunicado en el que decían que bombardearon una base rusa y murieron de mi universidad, 46 personas, hace dos meses. No quiero verla, si encontrará a alguien que conociera seria muy fuerte", dijo.

En una de estas despedidas, intercambió con uno de sus amigos --de nacionalidad rumana--una medalla que todavía porta.

"Él se fue al servicio; tenía que ir a fuerza. Lo mandaron a Ucrania. Ya no supimos nada de él. Yo realmente pensé que había muerto. En noviembre me enteré que se había comunicado; él fue porque tenía que hacerlo, mucha gente va y no quiere ir y busca la forma de escapar", agregó.

Regreso a México, una batalla más

Aunque no existen cifras oficiales sobre el número de decesos, el Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos estima que debido al conflicto bélico, más de 200 mil personas han muerto. En tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contempla casi 20 mil civiles lesionados o muertos por la invasión.

Para Francisco, la decisión de volver a su país fue compleja; y con gran parte del espacio aéreo cerrado, una batalla más que tenía que librar. Quienes querían salir de Rusia tenían pocas opciones: podían ir a los Emiratos Árabes Unidos y de ahí a Europa; o En Turquía.

El primero de sus intentos falló, pues el vuelo que tomaría fue cancelado; así, decidió tomar la opción de viajar a Turquía y de ahí hacia Alemania. Fueron 36 horas en tren para tomar su primer vuelo.

"El sentimiento de alivio fue en Turquía porque teníamos el miedo. Tomamos el vuelo, pero era posible que lo tiraran. Atravesar el mar y pensar que en cualquier momento podía pasar algo. Teníamos miedo, pero cuando llegamos a Turquía ya estábamos tranquilos", dijo.

Para el joven, volver a casa fue un alivio; aunque ver lo que sigue sucediendo con ambos países y pensar en las personas que se quedaron allá le resulta complicado.

"Allá dejamos amigos, familia, maestros que fueron muy buenos y que sabes que no pueden salir y que están en un lugar en el que en cualquier momento puede pasar algo. Pasé casi la mitad de mi vida estando allá y es extraño saber que no puedo regresar hasta después de unos años, es fuerte", finalizó.


CMOG 

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