MÉXICO.- Diplomáticos, religiosos, autoridades de la Santa Sede y miembros de la comunidad mexicana participaron en el tradicional Grito de Independencia en la embajada de ese país ante el Vaticano.
La fiesta tuvo a más de 170 invitados, quienes disfrutaron de música, comida y bebidas típicas que se ofreció en el jardín de Villa Ruffo, residencia del embajador.
Los asistentes pudieron degustar tacos de carnitas, tacos al pastor, pambazos, flautas, cerveza y margaritas heladas.
El embajador Jaime del Arenal Fenochio recibió a los invitados, entre los que destacan el cardenal Giuseppe Bertello, presidente de gobernación del estado de la Ciudad del Vaticano y Antoine Camilleri, subsecretario de relaciones con los estados de la Santa Sede.
El diplomático tomó la palabra antes de dar el Grito de Independencia y explicó los tres colores que conforman la bandera mexicana, los cuales, dijo, tienen “hondo significado” y “se vinculan profundamente con la relación entre México y la Santa Sede”.
“El año pasado, por los terremotos del 7 de septiembre, se cancelaron las ceremonias de grito que se acostumbran hacer en el mes patrio en todas las embajadas, en señal de luto y de solidaridad ante el dolor de los mexicanos”, indicó.
“Este es el nuevo sentido del color blanco. Así, las tres garantías son: la independencia, la tolerancia religiosa y la unión entre los mexicanos”, apuntó.
Entonces tomó la bandera tricolor y entonó el tradicional grito, incluyendo justamente a esas tres garantías entre los vítores. Tras sonar la campana, como marca la tradición, los presentes fueron invitados a la degustación de los platillos típicos.
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Diplomáticos, religiosos, autoridades de la Santa Sede y miembros de la comunidad mexicana participaron en el tradicional Grito de Independencia en la embajada de ese país ante el Vaticano. La fiesta tuvo a más de 170 invitados, quienes disfrutaron de música, comida y bebidas típicas que se ofreció en el jardín de Villa Ruffo, residencia del embajador.
Los asistentes pudieron degustar tacos de carnitas, tacos al pastor, pambazos, flautas, cerveza y margaritas heladas. El embajador Jaime del Arenal Fenochio recibió a los invitados, entre los que destacan el cardenal Giuseppe Bertello, presidente de gobernación del estado de la Ciudad del Vaticano y Antoine Camilleri, subsecretario de relaciones con los estados de la Santa Sede.
El diplomático tomó la palabra antes de dar el Grito de Independencia y explicó los tres colores que conforman la bandera mexicana, los cuales, dijo, tienen “hondo significado” y “se vinculan profundamente con la relación entre México y la Santa Sede”.
Recordó que el verde simboliza la independencia mientras el rojo simboliza el gran valor de la unión entre todos los mexicanos, quienes la han podido plasmar y la seguirán plasmando. “
El año pasado, por los terremotos del 7 de septiembre, se cancelaron las ceremonias de grito que se acostumbran hacer en el mes patrio en todas las embajadas, en señal de luto y de solidaridad ante el dolor de los mexicanos”, indicó.
Precisó que, en un principio, el blanco significado la pureza de la religión católica pero dejado atrás el tiempo de la intolerancia entre la Iglesia y el Estado, se ha podido modificar esa realidad y actualmente ambas partes han consagrado el valor de la libertad religiosa.