PARÍS.- Un campo de detención en Libia en el que un bombardeo aéreo mató a medio centenar de personas hace dos semanas vuelve a llenarse de migrantes y se ha reanudado el trabajo en un taller de armamentos vecino a pesar del llamado de Naciones Unidas a evacuar ese complejo y otros similares cerca del frente de la guerra civil.
Había unos 200 migrantes en el campo de Tajoura, que fue desalojado después del ataque aéreo del 3 de julio, según la agencia para refugiados de la ONU y dos funcionarios libios.
Entre ellos había personas interceptadas por la guardia costera libia, migrantes transferidos de otro campo superpoblado y personas que huyeron de Tajoura después del bombardeo y se las recapturó en la calle.
En ese momento, dos detenidos en el campo dijeron a The Associated Press que los habían obligado a limpiar y reparar armas usadas en la guerra civil entre el gobierno en Trípoli respaldado por la ONU y las fuerzas del general Khalifa Hifter, aliado de un gobierno rival con asiento en el este. Otro migrante evacuado del campo dijo a la AP el martes que el taller estaba funcionando nuevamente.
El autotitulado Ejército Nacional Libio de Hifter libra una ofensiva contra milicias rivales en torno de Trípoli desde abril, y el gobierno le atribuyó el ataque aéreo. En una advertencia sobre Tajoura, la ONU expresó su sospecha de que se usan los campos de detención para almacenar armas, lo que de hecho convierte a los migrantes en escudos humanos. Las dos partes en la guerra civil tienen las coordenadas de los campos, asegura la ONU.
Las fuerzas de Hifter dijeron que su blanco era una instalación militar cercana, no el campo.
mmr