WASHINGTON. — Multitudinarias protestas contra el racismo y la brutalidad policial colmaron algunos de los sitios más famosos de Estados Unidos, donde decenas de miles de personas marcharon pacíficamente este sábado en escenarios muchas veces más festivos que de tensión.
Mientras utilizaban mascarillas y solicitaban reformas a la policía, los manifestantes se reunieron en docenas de lugares de costa a costa, mientras numerosas personas en Carolina del Norte esperaron horas para ver el féretro dorado con los restos de George Floyd, un afroestadounidense nacido en este estado y cuya muerte a manos de la policía de Minneapolis provocó un movimiento en expansión.
Quizá se trató de la mayor jornada de movilizaciones desde la muerte de Floyd hace 12 días y transcurrió en momentos en que muchas ciudades han comenzado a levantar los toques de queda que las autoridades impusieron debido a las oleadas iniciales de incendios, agresiones y saqueos a negocios. Las autoridades han reducido las restricciones y también el número de arrestos.
Las manifestaciones se ampliaron a otros cuatro continentes y terminaron en enfrentamientos en dos ciudades europeas.
La protesta más grande en Estados Unidos al parecer se efectuó en Washington, donde numerosos manifestanates abarrotaron las calles cerradas al tránsito. En un día húmedo y caluroso, los inconformes se reunieron frente al Capitolio, en el complejo de monumentos National Malol y en vecindarios.
Algunos convirtieron las intersecciones en pistas de baile. En tiendas de campaña se ofrecieron bocadillos y agua. En una manzana, el sonido de campanas de una furgoneta que vendía helado competia con el ruido de un helicóptero que pasaba en las alturas.
Pamela Reynolds dijo que le interesa un mayor rendimiento de cuentas de la policía.
“Las leyes los protegen”, dijo la maestra afroestadounidense de 37 años. Entre los cambios que desea es que los agentes utilicen cámaras corporales y se prohíba a los policías a nivel federal que agarren del cuello a personas.
Muchos grupos se dirigieron hacia la Casa Blanca, que fue reforzada con una nueva cerca y medidas extra de seguridad. Dentro de la mansión presidencial podía escucharse los coros y aclamaciones de los manifestantes. El presidente Donald Trump, que ha solicitado a las autoridades reprimir los desórdenes, no tuvo actos públicos.
Las manifestaciones se ampliaron hasta el club de golf de Trump en las afueras de Miami, donde se reunieron unos 100 inconformes. En otras partes, los escenarios de las protestas incluyeron algunos de los sitios más famosos de la nación.
Manifestantes pacíficos cruzaron el puente Golden Gate en San Francisco y el puente Brooklyn en Nueva York. Recorrieron los bulevares de Hollywood y la calle del centro de Nashville, Tennessee, famosa por sus bares y restaurantes con escenografía y música country.
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WASHINGTON. — Multitudinarias protestas contra el racismo y la brutalidad policial colmaron algunos de los sitios más famosos de Estados Unidos, donde decenas de miles de personas marcharon pacíficamente este sábado en escenarios muchas veces más festivos que de tensión.
Mientras utilizaban mascarillas y solicitaban reformas a la policía, los manifestantes se reunieron en docenas de lugares de costa a costa, mientras numerosas personas en Carolina del Norte esperaron horas para ver el féretro dorado con los restos de George Floyd, un afroestadounidense nacido en este estado y cuya muerte a manos de la policía de Minneapolis provocó un movimiento en expansión.
Quizá se trató de la mayor jornada de movilizaciones desde la muerte de Floyd hace 12 días y transcurrió en momentos en que muchas ciudades han comenzado a levantar los toques de queda que las autoridades impusieron debido a las oleadas iniciales de incendios, agresiones y saqueos a negocios. Las autoridades han reducido las restricciones y también el número de arrestos.
Las manifestaciones se ampliaron a otros cuatro continentes y terminaron en enfrentamientos en dos ciudades europeas.
La protesta más grande en Estados Unidos al parecer se efectuó en Washington, donde numerosos manifestanates abarrotaron las calles cerradas al tránsito. En un día húmedo y caluroso, los inconformes se reunieron frente al Capitolio, en el complejo de monumentos National Malol y en vecindarios.
Algunos convirtieron las intersecciones en pistas de baile. En tiendas de campaña se ofrecieron bocadillos y agua. En una manzana, el sonido de campanas de una furgoneta que vendía helado competia con el ruido de un helicóptero que pasaba en las alturas.
Pamela Reynolds dijo que le interesa un mayor rendimiento de cuentas de la policía.
“Las leyes los protegen”, dijo la maestra afroestadounidense de 37 años. Entre los cambios que desea es que los agentes utilicen cámaras corporales y se prohíba a los policías a nivel federal que agarren del cuello a personas.
Muchos grupos se dirigieron hacia la Casa Blanca, que fue reforzada con una nueva cerca y medidas extra de seguridad. Dentro de la mansión presidencial podía escucharse los coros y aclamaciones de los manifestantes. El presidente Donald Trump, que ha solicitado a las autoridades reprimir los desórdenes, no tuvo actos públicos.
Las manifestaciones se ampliaron hasta el club de golf de Trump en las afueras de Miami, donde se reunieron unos 100 inconformes. En otras partes, los escenarios de las protestas incluyeron algunos de los sitios más famosos de la nación.
Manifestantes pacíficos cruzaron el puente Golden Gate en San Francisco y el puente Brooklyn en Nueva York. Recorrieron los bulevares de Hollywood y la calle del centro de Nashville, Tennessee, famosa por sus bares y restaurantes con escenografía y música country.
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