NICOSIA. — El ministro de Justicia de Chipre renunció en medio de crecientes críticas de que la policía arruinó sus investigaciones cuando algunas de las siete mujeres y niñas extranjeras muertas por un asesino en serie fueron reportadas inicialmente como desaparecidas.
Un capitán del ejército chipriota ha admitido haber asesinado a las víctimas. Incluso después de que el ministro renunció, la policía seguía buscando los restos de tres de las víctimas en un lago y en un embalse.
Algunas de las víctimas, que llegaron a esta isla en el oriente del Mediterráneo para realizar trabajos de poca paga, eran tres mujeres filipinas y la hija de una de ellas, de seis años. Se cree que las otras víctimas son una mujer de Nepal y una mujer rumana y su hija de ocho años.
Los críticos dicen que la policía chipriota hizo poco para investigar las desapariciones de las mujeres porque eran extranjeras de clase baja.
El jefe de la policía, Zacharias Chrysostomou, tiene programado reunirse el viernes con el presidente chipriota en medio de conjeturas de que él también podría estar a punto de ser despedido.
Cuadrillas de socorristas seguían buscando los restos de las mujeres en el fondo de un lago envenenado por residuos tóxicos mineros, al oeste de la capital, Nicosia. El sospechoso, que no ha sido identificado porque no se le han presentado cargos formalmente, dijo a la policía que allí desechó los cadáveres de sus víctimas, dentro de maletas.
El ministro de Justicia, Ionas Nicolaou, dijo que renunciaba por cuestión de "conciencia y principios" porque los asesinatos, que las autoridades han descrito como sin precedentes, han sacudido profundamente al país de poco más de un millón de habitantes.
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