Teherán.- La guerra de Siria es una concatenación de instantáneas horrendas. En la última, Amjad Abdulá, un padre, se lleva las manos a la cabeza, fuera de sí, al ver cómo una bomba ha partido en dos el salón de su departamento y toda su vida. Asmaa Naqouh, su mujer, murió en al acto. A pocos metros, una de sus hijas, Riham (cinco años), sostiene por la camiseta a Tuqa, su hermana pequeña, de solo tres.
Ambas no se deslizan hasta precipitarse a la calle porque un pedazo del techo ha aprisionado el cuerpo de Riham, que murió pocas horas después.Fatal desenlace que se repitió, más tarde, con la más pequeña.
Ocurrió este miércoles en Ariha, en la provincia noroccidental de Idlib. Una zona que, desde principios de esta semana, está siendo pasto de los bombardeos aéreos de las fuerzas gubernamentales.
"El padre ha perdido el habla. Sólo solloza", explica Bashar Sheij, el autor del video que muestra aquel horror.
Según dice, la familia Abdulá se había mudado a Ariha por culpa de la guerra. "Son originarios de Yabal Zawiya, a las afueras de Idlib, de donde se fueron huyendo de los bombardeos".
No fue suficiente, como tampoco lo ha sido para Nur, una joven universitaria que hace medio mes tuvo que irse de Kafranbel, su población natal, para recalar en Binnish, más al norte.