Una inquilina que vivía en un apartamento en el barrio de Carabanchel, Madrid, asesinó a la presidenta de una comunidad de vecinos porque ésta le quería cobrar ocho meses de adeudos de agua.
El hecho ocurrió en un edificio con más de 30 apartamentos que se encuentra en una zona humilde de la capital de España, donde la inquilina llamada Marta, mató a Pilar, con quien tenía un adeudo de ocho meses.
Pilar, a sus 68 años, vivía sola y llevaba alrededor de cinco meses como encargada de una comunidad de vecinos que había llegado a perder el suministro de calefacción central por falta de pagos a la empresa proveedora, de acuerdo a una vecina de los mismos apartamentos.
La nueva presidenta se había dispuesto a terminar con todas las cuentas pendientes, por lo que había convocado diferentes reuniones extraordinarias, y que así se dio cuenta de que Marta, la presunta asesina, la daba excusas cada vez que le exigía el pago de ocho meses de recibos de agua con los que no había cumplido.
De acuerdo a los vecinos, Marta, de 34 años, no hablaba con nadie, a pesar de que tenía casi un año viviendo en el mismo edificio, cuyo apartamento ahora se encuentran acordonado por la policía tras sospechas de que el crimen se hubiera cometido al interior.
Pese a que Pilar vivía sola, enviaba mensajes diariamente con sus familiares, quienes se preocuparon el 28 de febrero al no tener noticias de ella, día en que ocurrió el asesinato, especialmente cuando descubrieron que había dejado la luz encendida y el teléfono celular dentro.
Ángela, la conserje de la comunidad, explicó que vio a Martha sacar una maleta aparentemente pesada poco después de que desapareció Pilar. Fue el 1 de marzo cuando se encontró el cuerpo de Pilar en una escombrera de la localidad de Las Ventas con Peña Aguilera, en la provincia de Toledo, limítrofe con la de Madrid.
Las autoridades se encargaron del caso y detuvieron a Marta como primera sospechosa del asesinato. La arrestada habría matado a Pilar en su apartamento y habría llevado el cadáver oculto en una maleta hasta Toledo, donde compró bidones de gasolina para intentar quemarlo en la pila de escombros donde lo abandonó.
AA