En la provincia de Terengganu, Malasia, dos mujeres, de 22 y 32 años, recibieron seis azotes de vara cada una luego de ser acusadas y condenadas por mantener relaciones sexuales entre ellas. Las malasias fueron detenidas desde abril tras ser descubiertas, en el acto, dentro de un automóvil en una plaza pública.
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Ante el tribunal islámico las mujeres se declararon culpables, por lo que fueron sentenciadas a los seis golpes y al pago de una multa equivalente a 800 dólares. Tratándose así de la primera vez que se da una penalización por un delito homosexual en toda la región de Terengganu.
Tal evento desencadenó una serie de protestas e indignación por parte de grupos y asociaciones civiles a favor de los derechos de la comunidad LGBTTTI. Actualmente, Malasia tiene más de un 60% de población musulmana, lo cual ha deteriorado un clima de respeto y aceptación para las relaciones homosexuales.
El Estado Islámico considera este castigo como un instrumento de humillación y lección a los habitantes. Contrario a lo que se pudiera pensar en occidente, de acuerdo a su ley, los castigos corporales son aceptables en su totalidad, ya que son una muestra purificación.
JM