A raíz de la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra, diversas reacciones se han desencadenado acerca del peso histórico de su reinado, sobre su éxito como soberana a pesar de haber reinado al final del imperio colonial británico y su manera de acoger a sus antiguos dominios como naciones independientes.
Desde líderes mundiales a estrellas de rock y personas de a pie, han realizado una ola de homenajes a su vida, sin embargo, también trajo críticas a la monarquía.
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Al servicio en Sudáfrica
Cuando Isabel II celebraba su cumpleaños 21, en Ciudad del Cabo en 1947, prometió que toda su vida estaría dedicada a su servicio y al de su familia imperial.
Sin embargo el imperio británico se acabó, y la Reina consiguió mantener su postura real como jefa de la Mancomunidad de Naciones, conformada por 54 países, siendo la mayoría de estos, antiguas colonias británicas.
“La reina vivió una larga y consecuente vida, cumpliendo su promesa de servir hasta su último aliento a la edad de 96 años (...) Ella era una líder ejemplar, del tipo que pocas veces se ve en la época moderna”, expresó el alcalde de Ciudad del Cabo, Geordin Hill-Lewis.
Cuando Isabel defendió el nacimiento de democracias en sus antiguas colonias en África, donde antes se habían negado los derechos básicos para los ciudadanos negros, incluyendo el derecho a votar. Al bailar con nuevos líderes africanos en la década de 1960 luciendo tiaras brillantes y visitó las capitales, ella logró pulir las nuevas instituciones.
Una vez que cayó el dominio de la minoría blanca en Sudáfrica, en 1994, Isabel dio la bienvenida a Nelson Mandela como líder mundial. Su cálida amistad con Mandela era algo que el líder sudafricano gozaba, y que le dio a ella una nueva relevancia.
“En los años tras su liberación de prisión, cultivó una cercana amistad con la reina. Él fue su anfitrión en Sudáfrica y la visitó en Inglaterra, disfrutando particularmente explorar el Palacio de Buckingham. También solían hablar frecuentemente por teléfono, usando nombres de pila entre sí, como una señal de mutuo respeto, así como afecto”, mencionó la Fundación Nelson Mandela.
El arzobispo Desmond Tutu, de la Ciudad del Cabo, también tuvo buenas relaciones con Isabel II, y su fundación le rindió tributo.
“Aunque arropada en la pompa, la ceremonia y el estilo de vida de la realiza y un imperio, en un mundo de profunda desigualdad, ella era una reina sirviente”, manifestó la fundación y fideicomiso de Tutu.
Contraste en la sociedad
A diferencia de las adulaciones, una visión mordaz del reinado de la monarca fue pronunciada por el partido populista de Sudáfrica, Economic Freedom Fighters, para el que la reina real “jefa de una institución construida, sostenida y mantenida por un legado brutal de deshumanización de millones de personas en el mundo”, señala el comunicado.
“No lamentamos la muerte de Isabel, porque para nosotros su muerte es un recordatorio de un periodo muy trágico en este país y en la historia de África (...) Durante sus 70 años de reinado, nunca reconoció las atrocidades que su familia infligió en los pueblos nativos que Gran Bretaña invadió en el mundo. Voluntariamente se benefició de la riqueza que fue obtenida por la explotación y asesinato de millones de personas”, dijo el partido.
Presencia en Estados Unidos
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y su esposa Jill Biden, manifestaron que la reina fue una estadista de una dignidad y constancia única, que profundizó la firme alianza entre Gran Bretaña y Estados Unidos, así como mencionaron que Isabel definió una era.
El ex presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa Michelle, dijeron que Isabel realizó su propio papel de monarca con un reinado definido por la gracia, la elegancia y una ética de trabajo incansable. Además, George W. Bush la calificó como una mujer inteligente e ingeniosa. Y hasta Jimmy Carter mencionó que la dignidad de Isabel, así como su gracia y sentido del deber, eran inspiradores.
Europa también condolece
Mientras que Vladimir Putin, presidente de Rusia, mandó un telegrama al rey Carlos III, el hijo de Isabel, que automáticamente se convirtió en el nuevo monarca de Gran Bretaña.
“Durante muchas décadas, Isabel II disfrutó legítimamente del amor y el respeto de sus súbditos, así como autoridad en la escena mundial. Le deseo valor y perseverancia ante esta pesada e irreparable pérdida”, escribió el presidente ruso.
Emmanuel Macron, presidente de Francia, publicó un video en el que comunicó su sentir tras la muerte de la reina. Al dirigirse al pueblo británico, dijo que para ellos, ella era su reina, y que para los franceses, era “La reina”.
Desde Canadá a China
En Canadá, el primer ministro, Justin Trudeao, mencionó que era difícil creer que había tenido su última conversación con Isabel, ya que visitó al país canadiense 22 veces como monarca.
“La mayoría de los canadienses no hemos conocido a otra soberana (...) Presencia constante en nuestras vidas, y su servicio a los canadienses seguirá siendo siempre una parte importante de la historia de nuestro país”, explicó Trudeau.
Inclusive, el presidente de China, Xi Jinping, envió sus condolencias e indicó que Isabel II fue la primera monarca británica en visita al país chino.
La muerte de la reina sucedió en un momento de relaciones cada vez más tensas entre Gran Bretaña y China. Xi mencionó que estaba dispuesto a trabajar con el rey Carlos III para propiciar lazos bilaterales “saludables y estables”.
La estrella de rock Elton John, recordó a la reina en su concierto en Toronto, donde dijo que había sido una inspiración para él y le entristecía su partida. “Condujo al país en algunos de nuestros mejores y más oscuros momentos con gracia y descendencia y con un cariño genuino”, confirmó John.
En la ONU, el Consejo de Seguridad guardó un minuto de silencio cuando empezó una reunión sobre Ucrania. El embajador francés ante la ONU, Nicolas De Riviere, presidente del consejo, envió sus condolencias a nombre de sus 15 integrantes.
AA