El 20 de marzo en Nigeria, hombres armados asesinaron al menos a 34 personas, entre las víctimas había dos militares.
Los ataques realizados por los presuntos responsables se llevaron a cabo en cuatro localidades de la zona de Kaura, informó el comisario interior, Samuel Aruwan.
Además, indicaron que una persona fue reportada como desaparecida, mientras que otras siete resultaron heridas en los percances de Tsonje, Agban, Katanga y Kadargo.
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Incluso, Samuel Aruwan afirmó que más de 200 casas y 30 comercios fueron incendiados durante los actos de violencia.
Estos hechos son los últimos de una serie de actos de violencia, imputados a bandas fuertemente armadas presentes en el noroeste y el centro de Nigeria, donde saquean, secuestran y matan a residentes.
Cabe mencionar que ese mismo día, 16 personas fueron asesinadas en otros ataques en el estado de Zamfara. También a inicios de enero, más de 200 personas perdieron la vida en circunstancias similares en la localidad antes mencionada.
La violencia criminal en los estados del noroeste y centro de Nigeria es sólo uno de los desafíos de las autoridades, que luchan también contra una insurrección yihadista desde hace 12 años en el noreste y contra las tensiones separatistas en el sureste.
A comienzos de marzo hombres armados mataron al menos a 57 miembros de un grupo local de autodefensa en enfrentamientos en el estado de Kebbi (noroeste), lo que fue condenado por el presidente Muhammadu Buhari como un "brutal asesinato”.
Por su parte, los residentes han creado unidades improvisadas, conocidas como Yansakai, para proteger pueblos de las ofensivas de los bandidos, aunque varios estados los prohibieron tras ser acusados de crímenes extrajudiciales.
Cabe mencionar que las fuerzas de seguridad afirman, que estos grupos bombardean y atacan los escondites en la selva de los delincuentes y que las autoridades el año pasado cortaron telecomunicaciones en algunos estados del noroeste para impedir la comunicación entre ellos.
MRG