Un obispo católico de la ciudad de Osnarbrück, Alemania, Franz Josef Bode, pidió renunciar a sus funciones reconociendo “faltas personales” en el tratamiento de abusos sexuales en su diócesis, una petición que fue aceptada este 25 de marzo por el papa Francisco.
“Reconozco expresamente mi responsabilidad y mis culpas personales”, declaró el prelado de 72 años, bajo presión desde la publicación en septiembre de un informe de la universidad de Osnabrück, en el noroeste de Alemania, que lo acusa de haber faltado a sus deberes en el tratamiento de las agresiones sexuales contra menores en su diócesis.
El papa aceptó la renuncia, de acuerdo al Vaticano, que hasta ahora había rechazado dimisiones motivadas por los escándalos de otros altos dignatarios de la iglesia alemana.
Josed Bode, obispo desde 1995 de Osnabrück y vicepresidente de la conferencia episcopal, entregó una declaración en forma de mea culpa.
“Durante mucho tiempo me ocupé más de los culpables y de la institución que de las víctimas. Valoré mal los hechos. A menudo actúo con vacilación y a veces tomé malas decisiones”, admitió Bode.
En uno de los casos, un sacerdote había ejercido violencia sexual congtra una menor en una comunidad durante años. Los expertos acusan a Bode de haberle dado un puesto de dirección en el trabajo juvenil en el mismo año en que la víctima lo denunció ante el obispo.
Por ejemplo, en 2022, se refirió a un caso de violencia sexual contra menores como una “relación”, denunciaron las víctimas, que lo acusaron de defender más a los perpetradores que a ellas.
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El prelado, que volvió a pedir perdón a las víctimas, mencionó también problemas de salud con motivo de su renuncia.
Hasta ahora había excluido dimitir, y se había implicado en el proceso de modernización emprendido por la iglesia católica alemana en favor de la bendición de las uniones homosexuales, del matrimonio de los sacerdotes y de un sitio más importante para las mujeres.
AA