ESPECIAL.- Diversos estudios científicos han probado que el cambio climático tiene grandes impactos en la salud pública, la distribución alimentaria, la nutrición, la pobreza, el turismo y la infraestructura costera; sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las naciones en desarrollo los conocen poco.
En el mundo se extraen “más de 84 mil millones de toneladas de materiales por año para satisfacer las necesidades funcionales de la sociedad. Sin embargo, solo 9 por ciento de estos materiales se reciclan en nuestras economías”, muestran datos del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés).
Si el ritmo de consumo actual se mantiene, para 2050 habrá más plástico que peces en el océano. Solo en 2015 las enfermedades causadas por la contaminación fueron responsables de más de 9 millones de muertes prematuras, según el WEF.
Estas muertes equivalieron a 16 por ciento del total o tres veces más que las muertes causadas por la tuberculosis y la malaria combinadas.
Los efectos del cambio climático afectan la calidad de vida de las personas de forma sustancial.
El reporte de salud y cambio climático de la OMS de octubre de 2018 establece que este fenómeno es un multiplicador de pobreza. Aunado a esto, “los riesgos para la salud que conlleva el calentamiento global están distribuidos de manera desigual y, en general, son mayores para las personas y comunidades desfavorecidas en países de todos los niveles de desarrollo”.
Este fenómeno global vulnera la salud humana porque afecta a la calidad del aire y el agua. Asimismo, “cualquier aumento en el calentamiento global, incluso un aumento de medio grado, podría afectar la salud humana”.
Los eventos climáticos extremos derivan en “una distribución cambiante de los riesgos para la salud, mayores riesgos de desnutrición, desplazamiento de poblaciones y mayores riesgos de lesiones, enfermedades y muerte”.
Cuando se trata se salud humana, las áreas urbanas son particularmente vulnerables al calentamiento global, asegura la misma autoridad.
“La salud depende de la vulnerabilidad humana y de la efectividad de la adaptación para las regiones (costeras y no costeras), la naturaleza de los asentamientos informales y el diseño de sectores de infraestructura (energía, agua y transporte, etc.)”.
México ocupa el lugar 64 del índice global de riesgo climático 2019. Este índice de Germanwatch analiza en qué medida los países y regiones se han visto afectados por los impactos relacionados con el clima (tormentas, inundaciones, olas de calor, etc.).
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