En una emotiva ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco proclamó este domingo a 14 nuevos santos, destacando entre ellos a los mártires de Damasco, un grupo de frailes franciscanos y laicos maronitas que fueron asesinados en 1860 durante una ola de violencia en Siria. La canonización de estos mártires no solo marca un importante hito en la historia de la iglesia católica, sino que también resalta la situación actual de los cristianos en Oriente Medio.
El grupo de mártires, conocido como los mártires de Damasco, está compuesto por ocho frailes franciscanos y tres laicos maronitas, todos ellos hermanos que se encontraban en el convento de San Pablo en Damasco cuando militantes drusos atacaron a la comunidad cristiana de la ciudad. Este ataque, que se produjo en julio de 1860, resultó en la muerte de miles de personas, pero los frailes y laicos optaron por permanecer en el convento para proteger a quienes buscaban refugio.
¿Quiénes más fueron nombrados santos?
Entre los canonizados se encuentra el español Manuel Ruiz López, quien en ese momento era el superior del convento. Él y otros siete franciscanos fueron brutalmente asesinados, incluyendo a varios españoles como Carmelo Bolta y Nicanor Ascansio. A pesar de las ofertas de seguridad del gobernador otomano de la época, los religiosos decidieron no abandonar a su comunidad, mostrando así una entrega total a su misión y fe. La ceremonia de canonización es el último paso en el proceso que reconoce oficialmente a una persona como santo, un proceso que requiere, entre otras cosas, la realización de al menos dos milagros.
En el contexto actual, el martirio de estos santos resuena con la difícil situación de los cristianos en Siria, cuyo número ha disminuido drásticamente, representando actualmente solo el dos por ciento de la población de Damasco. La guerra civil, que comenzó en 2011, ha forzado a muchos a abandonar sus hogares, aumentando la preocupación por la supervivencia de esta comunidad histórica.
¿Qué representa esta canonización?
La canonización de los mártires de Damasco fue un acto que, según el Papa Francisco, subraya la lucha continua de los cristianos en Oriente Medio. Durante su homilía, el pontífice no solo celebró a los nuevos santos, sino que también hizo un llamado a la paz, instando a la comunidad internacional a poner fin a los conflictos que afectan a muchas naciones, incluyendo Palestina, Israel y Ucrania.
En esta misma ceremonia, el Papa también canonizó a tres fundadores de comunidades religiosas: el misionero italiano Giuseppe Allamano, la monja italiana Elena Guerra y la canadiense Marie-Leonie Paradis. Estas figuras han dejado una huella significativa en la vida religiosa, creando instituciones que han contribuido al bienestar de muchas personas.
La canonización de estos nuevos santos es un recordatorio del legado de fe y resistencia que han sostenido a las comunidades cristianas a lo largo de la historia, especialmente en tiempos de persecución. La solemnidad del evento fue acompañada por la presencia de miles de fieles en la Plaza de San Pedro, quienes unieron sus voces en oración y esperanza, reforzando la relevancia de la fe en tiempos de tribulación.
Francisco, tras la ceremonia, hizo un llamado a la paz y a la reconciliación en un mundo marcado por conflictos, recordando a todos los que sufren y que aún buscan refugio y esperanza en la fe.
AM