Después de nueve días en el hospital por una cirugía en el abdomen, el papa Francisco fue dado de alta para volver al Vaticano, donde su evolución seguirá estando bajo observación entre un verano con una agenda apretada.
El jesuita argentino salió con una sonrisa en su silla de ruedas a las 08:45 horas del hospital Gemelli de Roma, en cuyas puertas era esperado por una multitud de feligreses y periodistas.
“Todavía vivo”, respondió el pontífice a una periodista que le preguntó cómo se sentía. Rodeado de una multitud, se entregó a algunos saludos y agradecimientos antes de subir a su Fiat 500 blanco, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.
Luego de dos paradas, una de ellas en la basílica de Santa María la Mayor, el papa volvió al Vaticano. Festejará la oración del Ángelus el 18 de junio, sin embargo, su audiencia general semanal del miércoles será cancelada para que pueda descansar.
Con problemas de cadera, dolores de rodilla, diversas cirugías y una infección respiratoria en su historial, el papa ha sufrido problemas recurrentes de salud desde su elección en 2013.
El 7 de junio, el papa Francisco fue hospitalizado y sometido a una operación de tres horas con anestesia general para disminuir unas dolorosas “adherencias” en su pared abdominal, consecuencia de su operación de colon en julio de 2021.
Durante todo su ingreso hospitalario, el Vaticano fue publicando boletines de salud diarios para enviar un mensaje tranquilizador, mencionando una “evolución regular”, un buen cuadro clínico y unos “análisis de sangre normales”.
Además de guardar reposo, el papa retomó el trabajo desde su habitación, ubicada en el décimo piso del Policlínico Gemelli, conocido como el hospital de los papas, en la misma habitación que en diferentes ocasiones usó Juan Pablo II.
El 15 de junio, el pontífice visitó el departamento de oncología pediátrica y neurocirugía infantil del hospital y habló con jóvenes pacientes, algunos de los cuales le habían enviado cartas, dibujos y mensajes deseándole una pronta recuperación.
AA