Inglaterra. En Inglaterra un hombre identificado como Geoffrey Portway, condenado a más de 26 años de prisión por secuestrar, violar y comer niños, pidió su liberación ante el temor de contagiarse con covid-19.
El pasado 13 de noviembre el acusado presentó un documento en el que explica que, por su obesidad, diabetes, hipertensión y el estado de su sistema inmunológico es de una persona vulnerable a sufrir alguna reacción por el virus.
De acuerdo con medios locales el penal donde se encuentra interno ha registrado más de 40 casos confirmados de Covid-19, entre presos y empleados.
El pedófilo caníbal espera poder salir de la cárcel y ser repatriado, su petición ya fue enviada a la corte federal, por lo que un juez será el encargado de determinar su situación.
Cabe señalar que en 2012 la policía capturó a Geoffrey en el marco de una investigación internacional contra la pornografía infantil.
En su domicilio encontraron en el sótano una “mazmorra” revestida con material de insonorización acústica que contenía un “ataúd casero del tamaño de un niño” y una jaula de acero.
Además, hallaron congelador vertical, bisturís desechables, un juego de cuchillos de carnicería y herramientas de castración.
Inglaterra. En Inglaterra un hombre identificado como Geoffrey Portway, condenado a más de 26 años de prisión por secuestrar, violar y comer niños, pidió su liberación ante el temor de contagiarse con covid-19.
El pasado 13 de noviembre el acusado presentó un documento en el que explica que, por su obesidad, diabetes, hipertensión y el estado de su sistema inmunológico es de una persona vulnerable a sufrir alguna reacción por el virus.
De acuerdo con medios locales el penal donde se encuentra interno ha registrado más de 40 casos confirmados de Covid-19, entre presos y empleados.
El pedófilo caníbal espera poder salir de la cárcel y ser repatriado, su petición ya fue enviada a la corte federal, por lo que un juez será el encargado de determinar su situación.
Cabe señalar que en 2012 la policía capturó a Geoffrey en el marco de una investigación internacional contra la pornografía infantil.
En su domicilio encontraron en el sótano una “mazmorra” revestida con material de insonorización acústica que contenía un “ataúd casero del tamaño de un niño” y una jaula de acero.
Además, hallaron congelador vertical, bisturís desechables, un juego de cuchillos de carnicería y herramientas de castración.