La accidentada central atómica de Fukushima sufrió una fuga de agua radiactiva en su sistema de filtración de líquido contaminado, parte del cual fue a parar al subsuelo de la operadora, que hasta ahora no ha detectado ningún “impacto en el exterior” del vertido.
El incidente se generó el 7 de febrero debido a una válvula que permaneció abierta de forma errónea durante una operación de trasvase de agua contaminada realizada por los trabajadores de la planta en el marco de una inspección, según dio a conocer en un comunicado la compañía eléctrica Tokyo Electric Power (Tepco).
Tepco estima que hasta 5.5 toneladas de agua lograron verterse dentro del recinto de la central Fukushima Daiichi, y cree que el líquido podía contenerse hasta 220 veces el nivel máximo de materiales radiactivos como el cesio-137 fijado por las autoridades niponas.
La operadora acordonó la zona del incidente y procedió a recoger el líquido derramado, pero se cree que parte del mismo fue a dar al subsuelo, que será también retirado y analizado.
“No se ha detectado ningún impacto medioambiental” afuera de la planta a raíz del incidente, que se generó dentro del sistema de purificación y canalización del agua contaminada de la planta para su vertido en el mar de forma controlada, explicó Tepco.
La planta accidentada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011 comenzó en agosto a descargar en el Pacífico las grandes cantidades de agua procesada que se generan y guardan en sus instalaciones, una medida que está siendo vigilada por el Organismo Internacional de Energía Atómica.
Actualmente hay más de mil tanques en los terrenos de la planta y se espera que su vertido, que ha ocasionado fuertes protestas en China y en el sector pesquero japonés, dure al menos 30 años.
Cabe señalar que en agosto de 2023, la operadora de la planta nuclear de Fukushima Daiichi comenzó a descargar en el Océano Pacífico su primera remesa de agua radiactiva tratada, una medida controversial que provocó un veto a los productos marinos japoneses en China.
En aquel entonces, gente dentro y fuera del país protestó por el vertido, incluso grupos de pescadores nipones temían que causara más daños a la reputación de sus productos, mientras que grupos en China y Corea del Sur expresaron su preocupación, lo que se transformó en un asunto político y diplomático.
Hasta las autoridades aduaneras chinas prohibieron importar pescado y marisco de Japón en respuesta a la maniobra. El veto iniciaba de inmediato y afectaba “los productos acuáticos”, según el aviso.
AA