HONG KONG (Reuters) - La policía de Hong Kong disparó gases lacrimógenos en batallas callejeras contra cientos de manifestantes, algunos de los cuales irrumpieron en el Parlamento local, destruyendo cuadros y pintando grafitis en las paredes, en el aniversario del traspaso de la ciudad a las autoridades chinas en 1997.
La policía llegó en autobuses y se colocó en posición frente a cerca de un millar de manifestantes que, irritados por una ley que propone permitir las extradiciones a China, se congregó en torno al edificio del Consejo Legislativo, en el corazón del distrito financiero de la excolonia británica.
Los agentes dispararon varias rondas de gases lacrimógenos, mientras los manifestantes se parapetaron tras paraguas para protegerse o escaparon. Columnas de humo se elevaban desde las principales avenidas y entre algunos de los rascacielos más altos del mundo.
La mayor parte de los manifestantes fue desalojada en las primeras horas del martes, aunque no quedó claro si hubo arrestos. La policía retiró las barricadas de las calles en un intento por despejarlas antes de la reapertura de los negocios.
Los manifestantes irrumpieron en el edificio legislativo portando señales de tráfico, planchas de acero y pedazos de andamios. Algunos se sentaron en los escaños de los legisladores, comprobando sus teléfonos, mientras otros garabatearon "antiextradición" en las paredes de la cámara.
Otros graffitis pedían la dimisión de la líder de Hong Kong, Carrie Lam, y había cuadros de algunos legisladores a los que se les arrancó la cara. "HK no es China", estaba pintado en negro en una columna blanca.
El gobierno pidió el fin inmediato de la violencia, asegurando que detuvo los trabajos relacionados con las enmiendas a la suspendida ley de extradición y que la legislación expirará de forma automática en julio de 2020.
Un pequeño grupo integrado sobre todo por estudiantes protegidos con cascos y máscaras usó una carretilla metálica, postes y andamios para golpear una y otra vez las puertas reforzadas de cristal del complejo, que acabaron cediendo.
El Secretariado del Consejo Legislativo hizo público un comunicado informando sobre la cancelación de sus labores el martes. Las oficinas del gobierno central dijeron que cerrarán el martes "por consideraciones de seguridad", mientras que todas las visitas guiadas al complejo quedaron suspendidas hasta nuevo aviso.
Con anterioridad, policías antidisturbios rociaron con gas pimienta a los manifestantes en la calurosa noche. Algunas personas sacaron barras de acero que reforzaban el edificio y en pancartas colgadas en pasos elevados podía leerse: "Hong Kong Libre".
Los manifestantes, algunos de ellos con los brazos envueltos en film plástico para proteger su piel de los gases, paralizaron de nuevo partes del centro financiero asiático, ocupando carreteras tras bloquearlas con barricadas.
Lam suspendió la ley de extradición el 15 de junio, después de que la ciudad sufrió algunas de las protestas más grandes y violentas en décadas, pero no cedió a las presiones para eliminarla. La líder, respaldada por Pekín, se aferra ahora al poder en el que ya es el mayor desafío popular al presidente chino, Xi Jinping, desde que llegó al poder en 2012.
"La sordera que veo en este gobierno pese a las protestas es muy preocupante. Lo que más me alarma es el total desprecio por la voluntad del pueblo", dijo Steve, un abogado británico que lleva 30 años trabajando en Hong Kong. "Si no se elimina por completo esta ley, no me quedará otra opción que abandonar mi casa, Hong Kong".
Los opuestos a la ley de extradición, que permitiría el envío de personas a la China continental para ser juzgadas en cortes controladas por el Partido Comunista, temen que sea una amenaza al preciado estado de derecho de Hong Kong.
Hong Kong regresó a China bajo la fórmula "un país, dos sistemas", que permite libertades inexistentes en la China continental, como la de manifestación y una justicia independiente.
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