El presidente de Rusia, Vladimir Putin, se bañó el viernes en las gélidas aguas de un lago para celebrar la Epifanía, cuando los cristianos ortodoxos conmemoran el bautizo de Jesús.
Las televisoras rusas mostraron a Putin, de 65 años, acercándose a un agujero abierto en el hielo que cubría el lago Seliger, en el noroeste del país, donde se sumergió y persignó.
El mandatario ruso ya se había bañado en aguas gélidas para celebrar la fiesta antes, pero el viernes fue la primera vez que lo hizo en público, explicó el portavoz del mandatario, Dmitry Peskov.
La tradición ortodoxa considera que las aguas bendecidas por un sacerdote durante la semana de la Epifanía son sagradas y puras, y los fieles les atribuyen poderes curativos.
Las autoridades habilitaron lugares para bañarse en todo el país, incluyendo regiones de Siberia en las que las temperaturas bajaron a menos 30 grados Celsius.