El próximo 5 de noviembre, Estados Unidos elegirá a su presidente o presidenta, en una contienda que hasta el momento luce muy reñida entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
El clima político-electoral en la Unión Americana se encuentra dividido entre los asuntos internos y externos, habiendo un gran debate entorno a temas como la relación con Israel y sus enfrentamientos con Hamás y Hezbolá, el apoyo a Ucrania en la guerra con Rusia, la crisis de salud por el fentanilo introducido por cárteles de la droga, entre otras situaciones de alto perfil.
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La diáspora de más de 30 millones de mexicanos en la Unión Americana, y el hecho de que México sea el principal socio comercial de Estados Unidos, vuelve de gran interés la contienda electoral de este lado de la frontera.
Tanto para las autoridades, como para la ciudadanía, existe cierta preocupación por las posibles consecuencias que las propuestas de Harris y/o Trump, puedan tener en la vida de los mexicanos, una vez instalado alguno de ellos en la Casa Blanca .
La economía según Harris y Trump
La vicepresidenta y candidata demócrata, ha apostado por presentar una estrategia económica relacionada a la reducción del costo de la vida en los Estados Unidos, principalmente para las clases bajas y medias.
En este rubro, Harris buscaría realizar fuertes inversiones públicas en infraestructura, vivienda y en la creación de empleos, además del aumento de salarios y el fortalecimiento de los derechos sindicales.
Dicho enfoque podría beneficiar a un gran sector de la población de origen mexicano en la Unión Americana, pues la mayoría se sitúa en la clase trabajadora y vería con buenos ojos que el Gobierno Federal subsidie parte de la salud, educación e impuestos mediante programas de asistencia integral.
Por su parte, Donald Trump pretende realizar un incremento de aranceles a las importaciones, principalmente a la industria automotriz de México, con la intención de estimular la creación de empleos y el crecimiento económico dentro de Estados Unidos, lo que sería un impacto negativo a su vez para el mercado de las exportaciones mexicanas.
México, el gran protagonista de la política migratoria en Estados Unidos
La política migratoria de Kamala Harris no parece estar muy lejana a lo realizado por Joe Biden durante los últimos cuatro años. La vicepresidenta ha prometido que seguirá apoyando las “Ciudades Santuario” y la regularización de migrantes indocumentados, aunque ha enfatizado que incrementará el número de agentes de la Patrulla Fronteriza a lo largo del Río Bravo.
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Para el republicano, el endurecimiento de las leyes migratorias es una de sus cartas electorales más fuertes, y por tanto, más radicales. Ha prometido realizar deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, así como continuar con la construcción del famoso muro a lo largo de la frontera con México.
Algunos estados con gobiernos republicanos como el de Trump, han iniciado la aplicación de duras leyes antiinmigrantes que son señaladas desde distintas esferas como racistas y xenófobas, pues muchas de estas permiten a la policía detener a una persona solo por su supuesta apariencia de inmigrante.
En lo que respecta a la relación diplomática con México, Harris aparentemente tendría una actitud conciliadora, como hasta el momento el presidente Biden lo ha hecho.
Sin embargo, Donald Trump podría poner tensa la relación con el gobierno de Claudia Sheinbaum, pues en diferentes apariciones públicas ha dejado claro su descontento con la situación migratoria, el trasiego de droga por parte de los cárteles, e incluso con el Tratado de Libre Comercio, el cual alega, beneficia más a México que a Estados Unidos.
Aunado a ello, uno de los temas centrales de su campaña ha sido titulado “rechaza la globalización, abraza el patriotismo”, lo cual es otra clara señal de la tendencia proteccionista del republicano, situación que puede llegar a afectar la relación bilateral con México en materia de seguridad y sobre todo comercial.
La controversia entre Estados Unidos y México por el control de armas
Un tema central, reciente y que se encuentra relacionado con la política exterior, la economía y la seguridad en los dos países, es la legislación del control de armas en los Estados Unidos.
De manera histórica, la Segunda Enmienda de la Constitución en Estados Unidos da el derecho a los ciudadanos a portar armas para su defensa propia. Sin embargo, durante el sexenio del ex presidente López Obrador, la cancillería mexicana impulsó diversos juicios en la Unión Americana para buscar limitar el uso de las armas.
El argumento primordial de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México para que haya un control más estricto de la venta y portación de armas en Estados Unidos, es que mucho de este armamento ha terminado del otro lado de la frontera en manos de grupos del crimen organizado, que han generado violencia en prácticamente todo el país, dejando a su paso un sinfín de muertes.
Sobre este tema, la demócrata Kamala Harris se ha mostrado a favor de legislar para endurecer el control de armas, mientras que Donald Trump se niega a que los estadounidenses tengan impedimentos para portar un arma y poder defenderse.
Cabe mencionar que detrás de la postura del magnate, también existe una gran influencia de la Asociación Nacional del Rifle, la cual defiende la Segunda Enmienda, y ha sido una histórica benefactora del Partido Republicano.
Tanto los mexicanos en Estados Unidos como en territorio nacional, pueden verse afectados por las decisiones políticas que pueda tomar el futuro inquilino de la Casa Blanca, ya sea Kamal Harris o Donald Trump.
La estrecha relación entre ambos países por más de tres décadas ha generado una interdependencia en una extensa lista de temáticas, como la seguridad, la migración, el comercio, la economía, y otras áreas más.
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