La Madre Teresa de Calcuta fue reconocida como la mujer más potente del mundo en 1985, gracias a sus múltiples labores para fomentar la paz en el mundo. Sin embargo, esta monja católica también es un gran ejemplo de vida, por entregar su tiempo a los pobres y más necesitados.
Desde los 12 años, la Madre Teresa de Calcuta descubrió su vocación como monja pero fue hasta los 18 que se convirtió en misionera, dejando su hogar en Skopie (Macedonia del Norte) para entrar al Instituto de la Beata Virgen María en Dublín.
Sin embargo, su estadía en el instituto sólo duró un año, ya que pronto tuvo que viajar a Loreto en Darjeeling, India –cerca del Himalaya- donde hizo sus votos de castidad y obediencia. Posteriormente, comenzó a dedicarse a la docencia y en mayo de 1924, se puso el nombre de Teresa en honor a Thérèse de Lisieux, santa patrona de las misiones
La Madre Teresa de Calcuta vivió en una región donde la mayor parte de la población son hinduistas, sin embargo, ayudó a todas las personas independientemente de su credo. Por ello, fue reconocida por el arzobispo de Calcuta en 1950 y por Pablo VI en 1965.
El papa Juan Pablo II también estuvo interesado en ella, ya que pidió que una congregación de la Madre Teresa de Calcuta estuviera en el Vaticano. Además, el 17 de octubre de 1979, su labor humanitaria fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz, sobre todo, por su discurso contra el aborto.
La monja, murió en 1997 a los 87 años debido a un paro cardiaco, pero su congregación continuó creciendo, teniendo al menos cuatro mil miembros que están esparcidos en 600 casas en al menos 122 países.
Además, después de 19 años de su muerte fue canonizada debido a dos milagros que fueron comprobados: la curación inexplicable de una mujer de 34 años que tenía un tumor en el abdomen y la de un hombre brasileño, que tenía una infección cerebral en 2008.
Ambas personas tuvieron contacto con medallas y oraciones de la Madre Teresa de Calcuta y momentos después, sus enfermedades habían sanado.
MRG