INGLATERRA.- El príncipe Felipe de Inglaterra será recordado como un hombre de “valor, fuerza y fe” el sábado, en un funeral que rinde homenaje tanto a su servicio en la Marina Real como su apoyo a la reina Isabel II durante tres cuartos de siglo.
El duque de Edimburgo, que falleció el 9 de abril a los 99 años, tras 73 de matrimonio, descansará en la Bóveda Real del Castillo de Windsor luego de un funeral impregnado de tradición militar y real, que se ha reducido y mostrará su propia personalidad.
Las restricciones por el coronavirus harán que, en lugar de los 800 invitados incluidos originalmente en los planes para su funeral, la capilla de San Jorge albergará a apenas 30, incluyendo su esposa, sus cuatro hijos y sus ocho nietos.
Muchos de los elementos de la ceremonia seguirán el protocolo militar y real, desde los miembros de las fuerzas armadas que harán guardia en la ruta de la comitiva fúnebre, a las salvas y la presencia del gorro y la espada de Felipe sobre el féretro. Está previsto que en el acto participen más de 700 efectivos del ejército, incluyendo bandas militares, cornetines de la Marina y una guardia de honor con miembros de todos los ejércitos.
Para evitar que se congreguen multitudes en plena pandemia, tanto la procesión fúnebre como la misa se celebrarán dentro de los terrenos del castillo, una residencia real de 950 años de antigüedad a unos 30 kms (20 millas) al oeste de Londres. Se emitirá en vivo por televisión.
Felipe estuvo muy involucrado en la planificación de su funeral, que reflejará algunos aspectos de su personalidad, como su amor por las camionetas Land Rover. El duque de Edimburgo manejó varias versiones del auto durante décadas hasta que se vio obligado a entregar su licencia a los 97 años luego de un accidente. Su cuerpo será trasladado hasta la capilla en un Defender modificado que él mismo diseñó.
Los hijos de Felipe e Isabel — los príncipes Carlos, Ana, Andrés y Eduardo — caminarán detrás del auto. También lo harán sus nietos el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique, aunque no estarán uno al lado del oro. Los hermanos, cuya relación se ha enfriado tras la decisión de Enrique de renunciar a sus deberes reales y mudarse a California, flanquearán a su primo Peter Phillips, hijo de la princesa Ana.
Las bandas de las fuerzas armadas interpretarán himnos y música clásica antes de la misa, que estará precedida por un minuto de silencio en todo el país.
En el interior de la capilla gótica, que durante siglos ha sido escenario de bodas y funerales, la misa será sencilla y sombría. A petición del duque no habrá sermón, y por protocolo real no hará elegías ni lecturas familiares. Pero el decano de Windsor, David Conner, dirá que el país se ha enriquecido con su “inquebrantable lealtad a nuestra reina, con su servicio a la nación y a la Commonwealth, con su valor, su fuerza y su fe”.
mmr