Daca, 25 Ago (Notimex) Los refugiados denunciaron este sábado lo que calificaron como “genocidio” cometido por el ejército de Myanmar en las aldeas rohingya en el estado de Rakhine de ese país, las cuales provocaron el masivo éxodo de unos 750 mil de ellos hacia los campamentos en Bangladesh.
“Somos rohingya, queremos justicia”, corearon al unísono los refugiados a las afueras del campamento de Kutupalong, donde en una pancarta enorme se leía “Nunca más: el Día de la Conmemoración del Genocidio Rohingya, 25 de agosto”, fecha que consideraron como “un día negro”.
Los musulmanes, que usaron pañuelos con el lema “Save Rohingya”, aseguraron que más de 10 mil civiles han muerto en la represión, mientras en otra parte diferente del campamento, decenas de mujeres y niños marcharon detrás de un enorme cartel que decía “365 días de llanto. Ahora estoy enojado”.
“Estamos aquí para recordar el 25 de agosto. Queremos justicia. Queremos que nos reconozcan como Rohingya”, dijo Mohammad Hossain, un manifestante de 40 años y agregó que están tristes porque se encuentran lejos de su tierra natal.
“Nos enfrentamos al genocidio. El año pasado, 25 de agosto, enfrentamos un genocidio en Myanmar. Queremos justicia para eso”, sostuvo Noor Kamal, otro manifestante.
Los rohingya han vivido en Myanmar durante generaciones, pero el gobierno se niega a darles la ciudadanía, ya que los considera inmigrantes ilegales de Bangladesh, cuyas autoridades tampoco los consideran ciudadanos, por lo cual son excluidos, discriminados, perseguidos y reprimidos en su propia tierra.
Miles de rohingya, en su mayoría mujeres y niños, huyeron de Myanmar y cruzaron a Bangladesh después que las fuerzas militares lanzaron una brutal ofensiva contra la minoritaria comunidad musulmana en Rakhine, el 25 de agosto de 2017.
La ofensiva inició tras una serie de ataques perpetrados por el Ejército de Salvación Rohingya (una fuerza de autodefensa) contra 24 estaciones de policía en el distrito de Muangdaw, en Rakhine, los cuales según los rohingyas fueron en respuesta a incursiones, asesinatos y saqueos cometidos por soldados.
Los refugiados han acusado al ejército de atacar aldeas completas, provocar masivos incendios, asesinar a hombres, abusar sexualmente de mujeres, quemar vivos a cientos de civiles, robar sus pertenencias y dispararles cuando traban de huir.
De hecho, sus antiguas comunidades en Myanmar han sido arrasadas totalmente. Informes recientes señalan que budistas del país han sido transportados y se han establecido en estructuras recién construidas para repoblar el área.
Aunque estos refugiados rohingya se encuentran tranquilos y tienen alimentos en los campamentos de Bangladesh, confían en poder volver a Myanmar algún día.
El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, que visitó los campos en Bangladesh y el estado de Rakhine en julio pasado, dijo en un comunicado este sábado que los rohingya en ambos lugares estaban “viviendo en la miseria”.
“Desafortunadamente, desde mi visita no hemos visto mejoras tangibles para los desplazados o los pocos que permanecen en Rakhine”, declaró Maurer, y pidió urgentes “soluciones sostenibles” para el regreso “seguro, digno y voluntario tan pronto como sea posible de los rohingya a sus tierras.
Myanmar y Bangladesh acordaron en enero pasado completar la repatriación voluntaria de los refugiados rohingya para 2020, seguida de un acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en julio.
ZNR