Renuncia ministra libanesa de Información tras explosión en Beirut 

Al menos 160 personas murieron, casi 6 mil resultaron heridas y el paisaje costero de la región quedó destruido.

Enrique Ochoa renuncia a dirigencia del PRI
Nacional /

BEIRUT.- Manal Abdel-Samad, ministra libanesa de Información de Beirut, renunció a su cargo, mientras el país gestiona las consecuencias de una devastadora explosión que golpeó la capital y llevó a un nuevo nivel la indignación pública.  

Al menos 160 personas murieron, casi 6 mil resultaron heridas y el paisaje costero de Beirut quedó desfigurado, con cientos de edificios destruidos, tras la explosión de cientas de toneladas de material peligroso almacenado en un edificio del puerto.  

En su carta de dimisión, Manal Abdel-Samad dijo que los cambios seguían siendo esquivos y que lamentaba no haber cumplido las expectativas del pueblo libanés.  

“Dada la magnitud de la catástrofe causada por el terremoto en Beirut, que conmocionó al país y nos lastimó la mente y el corazón, y en respeto por los mártires y el dolor de los heridos, desaparecidos y desplazados, y en respuesta a la voluntad del público en favor de los cambios, dimito del gobierno”, escribió.  

El desastre desencadenó protestas el sábado, en las que los manifestantes colocaron horcas en el centro de Beirut y celebraron ahorcamientos simbólicos de efigies en cartón de autoridades libanesas.

Las protestas se volvieron violentas con rapidez y los manifestantes arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad, que respondieron con gas lacrimógeno y balas de goma. Un policía murió y docenas de personas resultaron heridas en confrontaciones que duraron horas. Los manifestantes también se repartieron por la ciudad y atacaron varios ministerios.  

Tomaron el Ministerio de Exteriores y declararon que sería la sede de su movimiento. En los ministerios de Economía y Energía, saquearon oficinas y se llevaron documentos públicos, afirmando que revelarían cómo la corrupción había permeado sucesivos gobiernos.  

En tanto, se esperaba la renuncia de Hassan Diab, ministro de Medio Ambiente, quien asumió el cargo en enero y ha sufrido crisis sucesivas.  

El gobierno, respaldado por la milicia Hezbollah y sus aliados, anunció que entraría en suspensión de pagos de su deuda soberana y lleva desde entonces en difíciles y divisivas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para pedir asistencia.  

Las restricciones para combatir el coronavirus agravaron el impacto de la crisis económica y financiera y avivaron el descontento público contra el nuevo gobierno.  

Los libaneses han criticado al ejecutivo de Diab por no ser capaz de abordar los desafíos y afirmado que representa a una arraigada clase política que controla la política del país desde el final de la guerra civil en 1990.  

El ministro de Exteriores, Nassif Hitti, renunció antes incluso de la explosión, denunciando falta de “voluntad efectiva para conseguir reformas estructurales generacionales” y un liderazgo dividido en el gobierno. 

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BEIRUT.- Manal Abdel-Samad, ministra libanesa de Información de Beirut, renunció a su cargo, mientras el país gestiona las consecuencias de una devastadora explosión que golpeó la capital y llevó a un nuevo nivel la indignación pública.  

Al menos 160 personas murieron, casi 6 mil resultaron heridas y el paisaje costero de Beirut quedó desfigurado, con cientos de edificios destruidos, tras la explosión de cientas de toneladas de material peligroso almacenado en un edificio del puerto.  

En su carta de dimisión, Manal Abdel-Samad dijo que los cambios seguían siendo esquivos y que lamentaba no haber cumplido las expectativas del pueblo libanés.  

“Dada la magnitud de la catástrofe causada por el terremoto en Beirut, que conmocionó al país y nos lastimó la mente y el corazón, y en respeto por los mártires y el dolor de los heridos, desaparecidos y desplazados, y en respuesta a la voluntad del público en favor de los cambios, dimito del gobierno”, escribió.  

El desastre desencadenó protestas el sábado, en las que los manifestantes colocaron horcas en el centro de Beirut y celebraron ahorcamientos simbólicos de efigies en cartón de autoridades libanesas.

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Las protestas se volvieron violentas con rapidez y los manifestantes arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad, que respondieron con gas lacrimógeno y balas de goma. Un policía murió y docenas de personas resultaron heridas en confrontaciones que duraron horas. Los manifestantes también se repartieron por la ciudad y atacaron varios ministerios.  

Tomaron el Ministerio de Exteriores y declararon que sería la sede de su movimiento. En los ministerios de Economía y Energía, saquearon oficinas y se llevaron documentos públicos, afirmando que revelarían cómo la corrupción había permeado sucesivos gobiernos.  

En tanto, se esperaba la renuncia de Hassan Diab, ministro de Medio Ambiente, quien asumió el cargo en enero y ha sufrido crisis sucesivas.  

El gobierno, respaldado por la milicia Hezbollah y sus aliados, anunció que entraría en suspensión de pagos de su deuda soberana y lleva desde entonces en difíciles y divisivas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para pedir asistencia.  

Las restricciones para combatir el coronavirus agravaron el impacto de la crisis económica y financiera y avivaron el descontento público contra el nuevo gobierno.  

Los libaneses han criticado al ejecutivo de Diab por no ser capaz de abordar los desafíos y afirmado que representa a una arraigada clase política que controla la política del país desde el final de la guerra civil en 1990.  

El ministro de Exteriores, Nassif Hitti, renunció antes incluso de la explosión, denunciando falta de “voluntad efectiva para conseguir reformas estructurales generacionales” y un liderazgo dividido en el gobierno. 

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