Tras la filtración de imágenes que evidencian la relación entre el rey emérito Juan Carlos I y la vedette Bárbara Rey, se han añadido audios que, además de abordar su romance prohibido, generan interrogantes sobre el verdadero papel del monarca en el intento de golpe de Estado de 1981.
A las 18:23 horas del 23 de febrero de 1981, un grupo de guardias civiles afines al franquismo, liderados por el coronel Antonio Tejero, irrumpió en el Congreso de los Diputados, donde estaba a punto de ser nombrado presidente Leopoldo Calvo Sotelo.
Antonio Tejero se había reunido previamente en el Congreso con Alfonso Armada, quien había sido jefe de la Casa Real y era el segundo al mando del Estado Mayor del Ejército.
Durante la madrugada, el entonces rey Carlos se dirigió a los españoles a través de una cadena nacional, afirmando que la Corona, símbolo de la unidad y continuidad de la nación, no podía tolerar de ninguna manera que individuos intentaran interrumpir por la fuerza el proceso democrático establecido por la Constitución aprobada por el pueblo español.
Como resultado, el intento de golpe se consideró un fracaso, y para muchos españoles, el reconocimiento fue principalmente para ese rey, quien había sido coronado solo dos días después de la muerte de Francisco Franco, menos de seis años antes.
Los audios recientemente publicados por el diario digital español OKdiario, bajo el título 'Barbaraleaks', revelan no solo el grado de intimidad entre Juan Carlos y Bárbara Rey, sino también la confianza que él depositaba en ella al hablar de asuntos políticos en España.
- Nacional
En estas conversaciones, el rey emérito expresaba su descontento con Sabino Fernández Campo, quien fue jefe de la Casa Real entre 1990 y 1993. Juan Carlos le comentaba a Bárbara que le atribuían “cosas relacionadas con periodistas sobre su vida privada, económica, y demás”.
“¡Uy, la de cosas que está diciendo! (…) Hay reuniones donde me critican y hablan de mí… y de mi vida y de cosas… y tal… Inventan y tal y, entonces, él está presente y, en vez de cortarlo, dice: ‘Bueno, si yo hablara, si yo dijera…’ Pero, claro, como yo no puedo hablar por mi lealtad, por mis años en la Casa…”, se lamentaba Juan Carlos con su amante.
Por otro lado, se resaltaba la conducta de Alfonso Armada, quien fue segundo jefe del Estado Mayor del Ejército entre 1976 y 1977 durante el intento de golpe del 23F (23 de febrero de 1981). Armada fue condenado a 30 años de prisión por su participación en la sublevación, aunque en 1988 recibió el indulto del gobierno socialista de Felipe González.
“Estoy sufriendo ahora las cosas de Sabino y palabra de honor, me río, cariño, de Alfonso Armada -le contaba el Borbón a Bárbara-. Ese ha pasado siete años en la cárcel, se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra. ¡Jamás!”.
AA