RÍO DE JANEIRO.- Río de Janeiro, una de las ciudades más afectadas por el nuevo coronavirus en Brasil, lentamente comenzó a reanudar las actividades económicas el martes, más de dos meses después de que los negocios no esenciales fueron obligados a cerrar para limitar la propagación del nuevo coronavirus.
Para el 1 de junio, Río tenía más de 30.000 casos confirmados de COVID-19 y 3.671 decesos. En mayo, los hospitales y las unidades de terapia intensiva de la ciudad se llenaron, y los enfermos de coronavirus fueron colocados en una creciente lista de espera.
Algunas personas fueron a las playas el martes aunque oficialmente siguen cerradas, mientras que surfistas y nadadores pudieron meterse al mar por primera vez en semanas.
Las actividades deportivas en centros de entrenamiento se reanudaron a puertas cerradas.
En la primera de las seis etapas del plan de reapertura, la mayoría de los establecimientos comerciales seguían sin actividades, con algunas excepciones, como las tiendas de automóviles y muebles. Los restaurantes y bares también siguen cerrados al público, y sólo tienen permitido abrir para entrega a domicilio o para llevar.
Las autoridades de la ciudad dijeron el lunes que vigilarán la situación y que, en caso de ser necesario, volverán a implementar algunas medidas. El plan fue aprobado unánimemente por una junta científica, señalaron.
Muchos expertos de salud vieron con buenos ojos el enfoque cauteloso y gradual adoptado por el alcalde Marcelo Crivella, pero algunos temen que sea demasiado pronto.
Los datos oficiales muestran que el 1 de junio, la ciudad registró 1.142 casos nuevos y 118 decesos a causa del COVID-19.
Fiocruz, el principal instituto de investigación de salud estatal de Brasil, advirtió la semana pasada que la curva de infecciones nuevas seguía creciendo en el estado de Río de Janeiro, y que reducir las medidas de confinamiento en una localidad podría poner en peligro a las ciudades vecinas.
“El plan es muy bueno”, comentó Celso Ramos Filho, profesor de epidemiología en la Universidad Federal de Río de Janeiro que ha asesorado a las autoridades de la ciudad en la respuesta a la pandemia. “Pero creo que podríamos haber esperado un poco más, al menos una semana más”.
Ramos dijo que las hospitalizaciones y muertes están disminuyendo en Río, una señal alentadora, pero esperar otra semana habría permitido que los expertos vieran si continuaba la tendencia a la baja.
mvls
RÍO DE JANEIRO.- Río de Janeiro, una de las ciudades más afectadas por el nuevo coronavirus en Brasil, lentamente comenzó a reanudar las actividades económicas el martes, más de dos meses después de que los negocios no esenciales fueron obligados a cerrar para limitar la propagación del nuevo coronavirus.
Para el 1 de junio, Río tenía más de 30.000 casos confirmados de COVID-19 y 3.671 decesos. En mayo, los hospitales y las unidades de terapia intensiva de la ciudad se llenaron, y los enfermos de coronavirus fueron colocados en una creciente lista de espera.
Algunas personas fueron a las playas el martes aunque oficialmente siguen cerradas, mientras que surfistas y nadadores pudieron meterse al mar por primera vez en semanas.
Las actividades deportivas en centros de entrenamiento se reanudaron a puertas cerradas.
En la primera de las seis etapas del plan de reapertura, la mayoría de los establecimientos comerciales seguían sin actividades, con algunas excepciones, como las tiendas de automóviles y muebles. Los restaurantes y bares también siguen cerrados al público, y sólo tienen permitido abrir para entrega a domicilio o para llevar.
Las autoridades de la ciudad dijeron el lunes que vigilarán la situación y que, en caso de ser necesario, volverán a implementar algunas medidas. El plan fue aprobado unánimemente por una junta científica, señalaron.
Muchos expertos de salud vieron con buenos ojos el enfoque cauteloso y gradual adoptado por el alcalde Marcelo Crivella, pero algunos temen que sea demasiado pronto.
Los datos oficiales muestran que el 1 de junio, la ciudad registró 1.142 casos nuevos y 118 decesos a causa del COVID-19.
Fiocruz, el principal instituto de investigación de salud estatal de Brasil, advirtió la semana pasada que la curva de infecciones nuevas seguía creciendo en el estado de Río de Janeiro, y que reducir las medidas de confinamiento en una localidad podría poner en peligro a las ciudades vecinas.
“El plan es muy bueno”, comentó Celso Ramos Filho, profesor de epidemiología en la Universidad Federal de Río de Janeiro que ha asesorado a las autoridades de la ciudad en la respuesta a la pandemia. “Pero creo que podríamos haber esperado un poco más, al menos una semana más”.
Ramos dijo que las hospitalizaciones y muertes están disminuyendo en Río, una señal alentadora, pero esperar otra semana habría permitido que los expertos vieran si continuaba la tendencia a la baja.
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