Los diputados rusos aprobaron en primera lectura el proyecto de presupuesto 2024-2026, que prevé un aumento de 70% del gasto de defensa en 2024, un giro de toda la política del Kremlin para financiar las operaciones de Rusia en Ucrania.
En total, 320 diputados de la Duma votaron a favor y 80 en contra, en una muestra de la determinación de Moscú en continuar sus operaciones en Ucrania pese al costo humano y económico.
"¡Todo por el frente, todo por la victoria!", afirmó Leonid Slutski, presidente del partido ultranacionalista LDPR y de la comisión de Asuntos Internacionales de la Duma.
En septiembre, el Kremlin había considerado "absolutamente necesaria" esta explosión del gasto para contrarrestar la "guerra híbrida" que, en su opinión, está librando Occidente al apoyar a Kiev.
"En cierto modo, la guerra se ha convertido en algo existencial para la economía rusa, ya que la mayor parte de la demanda se concentra ahora en el sector militar-industrial", declaró Alexandra Prokopenko, investigadora que antes trabajaba en el Banco Central Ruso (BCR).
Como consecuencia, el conflicto en Ucrania pasa una factura elevada al presupuesto, especialmente por la explosión de pedidos militares, el coste de la logística y los salarios del ejército.
Según el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, el ejército ruso distribuye diariamente "10 mil, a veces hasta 15 mil toneladas de material".
Según un documento del Ministerio de Finanzas consultado por AFP a finales de septiembre, los gastos de defensa aumentarán un 68% en 2024 con respecto a 2023, alcanzando los 10,8 billones de rublos (unos 115.000 millones de dólares).
El importe asignado a la defensa representará alrededor del 30 por ciento de los gastos federales en 2024 y el 6 por ciento del PIB, algo inédito en la historia moderna de Rusia.
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Pese al importante gasto de defensa, el Estado confía en cumplir todas sus obligaciones sociales, a pocos meses de las elecciones presidenciales que se celebrarán en marzo de 2024, y a las que se presentará previsiblemente Vladimir Putin.
En total, el gasto federal ascenderá a 36,6 billones de rublos (unos 385.000 millones de dólares), un espectacular salto de más del 20% respecto a 2023.
A pesar de las sanciones occidentales, Rusia ha seguido obteniendo enormes ingresos a través de sus exportaciones de petróleo y gas, que ha reorientado hacia países como China e India.
El gobierno también se ha beneficiado de la debilidad del rublo, ya que significa que el Kremlin gana más con sus exportaciones.
En sus previsiones presupuestarias, el ministerio de Finanzas prevé que un dólar valga alrededor de 90 rublos. La divisa cotizaba el jueves 26 de octibre a 93.5 por cada dólar.
Sin embargo, la volatilidad del rublo ha avivado la inflación en el país y el banco central elevó los tipos de interés al 13% en un intento de frenar la rápida subida de los precios.
El aumento previsto de los gastos "es inflacionario, sin importar como se financie" y "constituye [...] un choque externo para la economía", advirtió el economista ruso Viktor Tuniov.
El proyecto pasará por dos lecturas más en la Cámara Baja rusa antes de pasar por la Cámara Alta para su aprobación y por Putin para su firma.
JB