Ya suman al menos 310 muertos por el terremoto de magnitud 5.6 que sacudió la isla de Java, Indonesia, el lunes 21 de noviembre. El sismo provocó que varios edificios cayeran destruidos y que hubiese deslaves de tierra, atrapando a cientos de personas y afectando a más de 700 ciudadanos.
Debido al sismo, hay un total de 24 personas desaparecidas. Además, según Suharyanto, jefe de la agencia nacional de gestión de catástrofes, entre las personas fallecidas hay varios niños. Por su parte Henri Alfiandi, jefe de los servicios de rescate nacionales, informó que las búsquedas continuarán por lo menos hasta el lunes si no se encuentran todos los cuerpos ya que las lluvias han obstaculizado las labores de localización.
"Los problemas son la inestabilidad del suelo, el grosor de los desprendimientos agravados por las continuas lluvias y el temor a las réplicas".
Los rescatistas encontraron el viernes el cuerpo de una niña de siete años entre los escombros de una casa en el distrito de Cianjur, cerca del epicentro.
"El cuerpo fue inmediatamente entregado a la familia. La familia lo aceptó y la enterraron", dijo Jeksen Kolibu, un socorrista de 28 años.
Entre las víctimas hay muchos niños y algunos estaban en la escuela cuando se produjo el temblor.
Además, Suharyanto informó, que más de dos mil personas resultaron heridas tras el sismo, 56 mil casas fueron dañadas y más de 62 mil personas tuvieron que evacuar sus hogares.
Indonesia, situada en el "cinturón de fuego" del Pacífico, donde se tocan las placas tectónicas, sufre regularmente a terremotos o erupciones volcánicas. En 2018, en la isla de Lombok y la isla vecina de Sumbawa un violento sismo causó más de 550 muertos.
Ese mismo año, otro terremoto, de magnitud 7.5, provocó un tsunami que azotó Palu, en la isla de Sulawesi, y causó la muerte o la desaparición de cuatro mil 300 personas.
MRG