Luego del tiroteo en Texas el 24 de mayo donde un joven de 18 años asesinó a 19 niños y dos maestras, dos días después de lo ocurrido, el esposo de una de las docentes, llamada Irma García, falleció luego de dejar unas flores en la ofrenda a las víctimas del tiroteo, según testimonios de sus familiares, el hombre de 50 años se desplomó en el piso a causa de un infarto.
Fue entonces que el primero de junio, varias personas se reunieron en una iglesia católica en Uvalde, Texas para despedir a Irma García y a su marido, Joe.
Hasta la Iglesia católica del Sagrado Corazón llegaron dos coches fúnebres negros que transportaban los féretros de los García, mismos que venían en una procesión encabezada por policías y motociclistas civiles.
Cubiertos de flores y telas blancas, los dos féretros cerrados fueron llevados frente a una falange de policías uniformados y sacerdotes con túnicas blancas.
En la ceremonia el arzobispo de la iglesia católica del Sagrado Corazón dijo que lo que hizo la maestra con los alumnos fue muy valiente, y destacó que actuó como si los alumnos fueran sus hijos, cuidándolos de ellos hasta el último aliento.
Irma tenía 23 años como maestra y estaba por cumplir 24, cuando sucedió el tiroteo. En una carta publicada en el sitio web de la escuela a principios del año escolar, García dijo a sus alumnos que ella y Joe tenían cuatro hijos: un marine, un estudiante universitario, un estudiante de secundaria y un alumno de séptimo grado.
También, Irma y Joe estaban por cumplir 25 años de casados, exactamente el 28 de junio, y en su obituario señalaron que él e Irma comenzaron su relación en la escuela secundaria y “floreció en un amor que era hermoso y amable”.
Los investigadores siguen buscando respuestas sobre cómo respondió la policía al tiroteo. El Departamento de Justicia de Estados Unidos está revisando las actuaciones de las fuerzas del orden.
MQ