Casa Fuentes es un albergue ubicado en la Ciudad de México que, en sus orígenes, atendía a víctimas de violencia doméstica, pero con el tiempo se volvió refugio para víctimas de trata sexual.
Al interior de sus instalaciones están resguardadas 18 mujeres migrantes, con un promedio de cuatro hijos cada una, además de solteras que huyeron de sus agresores, proxenetas, secuestradores y traficantes.
Beatriz Fuentes, fundadora de esta casa refugio, detectó desde un principio el obligado modo de vida de las mujeres que tocaban a su puerta. Lo supo a pesar de la negativa de hablar de las víctimas. Las mujeres que llegaban bajo ninguna circunstancia se identificaban como posibles víctimas de trata sexual.
Las víctimas que buscan refugio en Casa Fuentes
“Todas iban a cumplir 18 años, no tenían ningún grado académico y decían que iba a trabajar y a estudiar; las llevaba el mismo coyote y desapareció dejándolas en condiciones muy críticas”, describe Fuentes a TELEDIARIO.
Por ejemplo, un grupo de jóvenes guatemaltecas y hondureñas fueron liberadas de manera accidental de la trata el pasado 16 de septiembre, cuando se volcó el camión en el que viajaban en contra de su voluntad. La policía mexicana no sabía qué hacer con ellas. Y encontraron la Casa Fuentes como refugio principal.
Las mujeres migrantes se han convertido en las víctimas predilectas de un negocio ilegal redituable, sintetiza la directora de Casa Fuentes.
“Es muy difícil que cuenten este tipo de abusos, tienen miedo y lo consideran el precio a pagar por llegar a Estados Unidos; los tratantes las entrenan para que no delaten su condición, dicen que si dicen algo no llegarán al otro lado o irán contra sus familias” explica Beatriz.
Hasta el 29 de octubre del 2024, la estadística de la Comisión Nacional de Búsqueda reporta la desaparición en México de 127 mil 87 mujeres de otros países, desde que comenzó la contabilidad en 1952.
Cabe destacar que existió un incremento abrupto a partir de 2006, cuando inició la guerra frontal contra los cárteles de la droga, declarada por el expresidente Felipe Calderón.
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Otros factores que contribuyen a la vulnerabilidad de las migrantes para la explotación sexual es, en efecto, la falta de documentos, y el miedo a sus captores y proxenetas que se valen de todos los recursos posibles para controlarlas.
El modus operandi de la trata en México
Durante 14 años, Rubén Figueroa, activista del Movimiento Migrante Mesoamericano, se ha dedicado a rastrear en campo a las mujeres extranjeras que dejaron de comunicarse con sus familias al ingresar a territorio mexicano.
Rubén investiga en los lugares donde se les vio por última vez, en cárceles, casas de citas o burdeles. De ese modo encuentra a personas extraviadas que le dieron pistas y explicaciones. A través de la experiencia de los años ha generado sus propias conclusiones.
“La actual política migratoria tanto en los países de origen, tránsito y destino, llevan a los migrantes a manos de traficantes de personas, y como estos forman parte de los cárteles con negocios amplios, ellos deciden quiénes les sirven para la prostitución y en dónde”, explica Figueroa.
Hay historias que lo han marcado profundamente, como la de Doña Mari, quien fue capturada en el departamento de Colón, perteneciente a Honduras, con tan sólo 13 años de edad. Un hombre le prometió trabajo como trabajadora de limpieza de una casa, en San Pedro Sula.
Sin embargo, el sujeto la sacó de su hogar para venderla a un grupo criminal dedicado a la prostitución. Saltó de ciudad en ciudad, forzada al sexoservicio hasta los 18 años.
Uno de sus proxenetas le preguntó si quería emigrar a Guatemala como teibolera. Ella aceptó, pues aclara en entrevista: “era mejor bailar que tener sexo por paga”.
Pero después se enteraría de que era una trampa para llevarla con otro comprador, como una esclava, para seguir en la prostitución. En ese ambiente conoció el mundo de las drogas y no pudo escapar.
Cuando se acercó a sus 30 años fue liberada en Huixtla, México. La razón esgrimida fue que era demasiado vieja para continuar en los burdeles.
Dependiendo de la organización criminal, las mujeres pueden quedarse en México o saltar hasta Estados Unidos, pero es muy difícil localizarlas. El motivo de dicha dificultad es la vergüenza, factor que no se toma en cuenta para erradicar este crimen.
“Ellas no vuelven a buscar a su familia porque les roban la identidad, no sólo por [la ausencia de] los papeles sino de quiénes son [como personas] (...) Por ello muchas quedan en condición de desaparecidas”, constató Figueroa.
“Algunas de ellas incluso fueron embarazadas a la fuerza durante ese cautiverio”, acusa el activista Figueroa.
Tal es el caso de Juana, raptada y vendida, aunque ella no había cumplido la mayoría de edad. Sus secuestradores la embarazaron y enviaron al niño a la familia de ella en El Salvador, junto con una cadena de plata que ella siempre usaba, junto a una nota: “Ya no la busquen, está muerta”. Los captores querían continuar con su explotación sin el estorbo del pequeño.
Todos creyeron que Juana estaba muerta, hasta que ella perdió la vergüenza y se puso en contacto con la organización civil Movimiento Migrante Mesoamericano para encontrar a sus familiares.
Con el apoyo se enteró de que su hijo ya era un hombre y había emigrado a Estados Unidos.
Juana nunca lo había visto, salvo el día que nació. Aun así pudieron reencontrarse. Ahora ella usa una foto con su muchacho en el perfil de WhatsApp.
Para resolverlo, Ruben Figueroa propone dar una especial atención de género a la migración tanto en México como en Estados Unidos.
En el campo de la sociedad civil y con los pocos recursos con los que cuentan en sus respectivas organizaciones, tanto Rubén Figueroa como Beatriz Fuentes coinciden en que hace falta la voluntad política para atender el problema.
La trata de personas: un negocio ilícito, pero multimillonario
La trata de personas es uno de los delitos con mayor crecimiento alrededor del planeta, junto con el tráfico de drogas y de armas. Un negocio rentable sobre el cual, con control del crimen organizado y ganancias anuales por 150 mil millones de dólares, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Entre México y Estados Unidos, una de las fronteras más dinámicas del globo, transita uno de los mayores flujos de personas con el propósito de explotación sexual.
El ‘Informe Anual sobre Trata de Personas 2024’, del Departamento de Estado de la Unión Americana, reconoce que en su frontera con México persiste la operación de “extensas empresas” para el tráfico sexual, que utilizan “el engaño, la fuerza, el fraude y la coerción para atraer a víctimas vulnerables de México y obligarlas a tener sexo comercial en Estados Unidos”.
Las cifras sobre el combate a este delito en ambas naciones son poco alentadoras. De un total de 5 mil 629 denuncias en Estados Unidos, el Departamento de Justicia solo abrió 664 investigaciones sobre trata de personas en el año fiscal 2023; de las cuales, 588 involucraron predominantemente trata sexual y, el resto, asuntos en materia laboral.
En México, las estadísticas son bajas y además confusas, tal y como lo señala el reporte sobre la trata del Departamento de Estado de EU, con base en cifras mexicanas.
Si bien en 2023 atendió 531 investigaciones, solo 20 de ellas eran nuevas; la mayoría venían de años anteriores y, al final de año, únicamente hubo 61 condenas judiciales.
Estados Unidos sospecha que muchas de esas cifras podrían estar duplicadas, maquilladas o enredadas por las fiscalías y juzgados estatales, algunos de los cuales se negaron a colaborar en la elaboración del registro.
“El gobierno mexicano no cumple con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas, pero ha hecho esfuerzos importantes para lograrlo”, matizó en el ‘Informe Anual sobre Trata’.
El año pasado, la ONU lanzó en México un reporte sobre los cambios en las tendencias de la trata de personas, ocurridos en los últimos 20 años. En este documento reconoció que Norteamérica, a diferencia de la tendencia global, la detección de víctimas aumentó en 16 por ciento hasta el 2020, pero disminuyó el número de condenas en 35 por ciento.
Las niñas y mujeres migrantes fueron el principal grupo vulnerable que conformaron las víctimas de este crimen.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México explica que la detección de posibles víctimas migrantes en la trata incrementó tras la implementación, en 2019, de una línea telefónica y chat de enlace internacional con 35 países de cuatro continentes.
Con este instrumento concluyó que casi todas las rutas de tráfico de personas tienen como destino primordial Estados Unidos. El modus operandi es a través de redes sociales, donde se proponen ofertas de trabajo en el extranjero o fuera de las ciudades de origen para atraer a las víctimas.
Las víctimas son, en su mayoría, guatemaltecas, colombianas, hondureñas, estadounidenses, salvadoreñas, indias y cubanas.
De igual modo, precisa la geografía de donde proceden las denuncias que podrían tener relación con los tratantes y el flujo de la diáspora.
El 54 por ciento de ellas provienen sobre todo de 16 entidades estadunideneses: California, Texas, Virginia, Carolina del Norte, Washington, Arizona, Nevada, Illinois, Indiana, New Jersey, New York, Pensilvania, Florida, Georgia, Minnesota y Missouri.
En un ejercicio de autocrítica, el Departamento de Estado de los estadunidense reconoció que su gobierno ha fallado en erradicar la trata y exhibe carencias como no exigir la realización de pruebas de detección de trata de personas a todos los extranjeros adultos detenidos o bajo custodia de las autoridades migratorias.
No obstante, la dependencia estadunidense solicitó a México aumentar los esfuerzos de los funcionarios para identificar de manera proactiva a las víctimas y frenar a aquellos cómplices corruptos, que hacen posible este crimen.
EB