El presidente Donald Trump aseguró que "no hay lugar para el odio" en Estados Unidos, tras dos tiroteos que dejaron al menos 29 personas muertas, pero atribuyó los hechos violentos a "problemas mentales".
"Tenemos que hacer que se detenga. Esto ha estado ocurriendo durante años... y años en nuestro país", dijo Trump en declaraciones en Nueva Jersey (este).
Los comentario del presidente llegan después que Estados Unidos vivió uno de sus peores fines de semana por la violencia con armas de fuego, después de que dos ataques ejecutados en un lapso de menos de 24 horas provocaran 29 muertos y una cuarentena de heridos.
El primero de los tiroteos, registrado el sábado en un centro comercial de El Paso, Texas, dejó 20 muertos y 26 heridos, algunos de ellos críticos, según las autoridades de esta ciudad del sur de Estados Unidos, que detuvieron a un hombre blanco de 21 años e investigan el incidente como posible crimen de odio.
Pocas horas después de este ataque, a las 01:00 horas locales del domingo, hora local de Dayton, en el estado de Ohio (este), un hombre mató a nueve personas y dejó 16 heridas antes de ser abatido por la policía.
Después de la tragedia de El Paso, como suele suceder tras todas las masacres, numerosas voces se han alzado para reclamar una regulación más estricta del mercado de las armas.
"Ya es hora de actuar y poner fin a esta epidemia de violencia relacionada con las armas", tuiteó Joe Biden, uno de los favoritos para convertirse en candidato demócrata a la Casa Blanca.
Estados Unidos, donde el porte de armas es legal, sufre regularmente tiroteos en escuelas, así como a lugares de culto, trabajo y entretenimiento o negocios.