WASHINGTON. — Todos los dedos acusadores apuntan a Rusia como fuente del hackeo más grave que hayan sufrido los organismos de gobierno de Estados Unidos. Pero el presidente Donald Trump, habitualmente reacio a acusar a Moscú de ciberataques, calla.
La falta de una declaración que responsabilice a Rusia pone en duda la posibilidad de una respuesta rápida y hace pesar que cualquier represalia —sea mediante sanciones, acusaciones penales o medidas cibernéticas— quedará en manos del próximo gobierno presidido por Joe Biden.
“Me parece que el gobierno entrante quiere un menú de las opciones y entonces decidirá”, dijo Sarah Mandelson, exembajadora estadounidense al Consejo Económico y Social de la ONU. “¿Un ataque gradual? ¿Un asalto en regla? ¿Hasta dónde se quiere llegar apenas iniciado el mandato?”
Por cierto, que los gobiernos suelen abstenerse de presentar acusaciones públicas de ciberpiratería hasta contar con pruebas suficientes.
Los funcionarios estadounidenses dicen que apenas recientemente tuvieron conciencia de las gravísimas violaciones de seguridad en los numerosos organismos en los que agentes de inteligencia extranjeros pudieron actuar sin que se los detectara durante unos nueve meses.
Pero la respuesta de Trump, o falta de ella, es objeto de gran atención debido a que está concentrado en un vano esfuerzo por revertir el resultado de la elección y siempre se ha negado a reconocer públicamente la injerencia de hackers rusos en la elección presidencial de 2016 a su favor.
No está claro qué medidas podría tomar Biden o hasta qué punto su respuesta estaría condicionada por las críticas al gobierno de Barack Obama, del cual fue vicepresidente, por no mostrarse lo suficientemente agresivo para impedir la injerencia en 2016.
Dio algunas pistas en una declaración el jueves al afirmar que su gobierno será proactivo en la prevención de ciberataques e impondrá costos a los adversarios que los perpetren.
Las declaraciones del gobierno hasta el momento no han mencionado a Rusia. Preguntado sobre la injerencia rusa durante una entrevista radial el lunes, el secretario de Estado, Mike Pompeo, reconoció que Rusia siempre intenta penetrar los servidores estadounidenses, pero viró rápidamente a las amenazas de China y Corea del Norte.
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