ÁMSTERDAM. — Para extender la aprobación de su vacuna contra Covid-19, Pfizer y BioNTech solicitaron al regulador de medicamentos de la Unión Europea, incluir a niños de entre 12 y 15 años de edad en la vacunación.
El comité de medicamentos humanos de la Agencia Europea de Medicamentos llevará a cabo una evaluación acelerada de los datos presentados por Pfizer y BioNTech y se espera que tome una decisión en junio, a menos que requiera información adicional, dijo la agencia.
En un comunicado el viernes, las dos farmacéuticas dijeron que su solicitud se basa en un estudio avanzado en más de 2 mil adolescentes que demostró que su vacuna es inocua y efectiva. Los niños permanecerán dos años más bajo observación.
La vacuna de las compañías está actualmente aprobada para personas de 16 años o más. Extender esa aprobación daría acceso en Europa a la primera vacuna contra el COVID-19 a las poblaciones más jóvenes y con menos riesgo.
La mayoría de las vacunas contra el COVID-19 aprobadas por las autoridades de todo el mundo son para adultos, que corren un mayor riesgo ante el coronavirus, y las autoridades de salud creen que vacunar a los niños de todas las edades será fundamental para detener la pandemia.
Algunas investigaciones han demostrado que los niños mayores han sido determinantes en la propagación del virus.
Rusia acude a China para agilizar la producción de Sputnik
Rusia ha recurrido a varias firmas chinas para fabricar dosis de la vacuna Sputnik V contra el coronavirus, en un esfuerzo por acelerar la producción mientras crece la demanda de su fármaco.
En las últimas semanas, Rusia ha anunciado tres acuerdos para 260 millones de dosis con empresas chinas de vacunas. Es una decisión que podría suponer un acceso más rápido a la vacuna para países en América Latina, Oriente Medio y África que han encargado el fármaco ruso, mientras Estados Unidos y la Unión Europea siguen centrados en su demanda interna de vacunas.
Las críticas iniciales a la vacuna rusa se han visto acalladas en gran parte por los datos publicados en la revista médica británica The Lancet, que indicaban que los ensayos a gran escala demostraban que era segura y con una efectividad del 91%.
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