BAKÚ.- El Comité de Patrimonio Mundial reunido en esta capital para examinar las propuestas de inscripción de 36 nuevos sitios en su Lista de Patrimonio Mundial inscribió hoy las de Myanmar, Corea del Sur, Canadá, Alemania, República Checa y Polonia.
El comité reunido en la capital de Azerbayán dio a conocer los nuevos sitios inscritos:
Corea del Sur presentó las Academias neoconfucianas coreanas (Seowon) situadas en el centro y sur del país, que datan de la era de la dinastía Joseon (siglos XV-XIX).
La academias o seowon están destinadas a cultivar las facultades humanas, tanto espirituales como corporales, son ilustrativas del proceso histórico de adaptación del neoconfucionismo procedente de China a las condiciones específicas de Corea.
Las principales funciones de estas academias giraban en torno a la enseñanza, la veneración de los eruditos y la interacción con la naturaleza, y todas esas actividades se reflejan en el diseño de sus edificaciones en forma de pabellones que propician el estrechamiento de los vínculos entre el ser humano y el paisaje circundante.
Canadá inscribió los Petroglifos y Pictogramas del pueblo siksikáítsitapi, situado al norte de la región árida de las Grandes Llanuras de América del Norte, en los límites de la frontera con Estados Unidos.
Este sitio cultural se extiende por el valle del río Milk, cuya topografía se caracteriza por la concentración de grandes columnas rocosas de arenisca esculpidas por la erosión en formas espectaculares, popularmente denominadas “hoodoos” o chimeneas de las hadas.
El pueblo siksikáítsitapi (“Pies negros”) ha grabado y pintado en las rocas del valle imágenes que muestran sus creencias espirituales, el cual considera sagrado y su veneración se ha perpetuado con la celebración de ceremonias tradicionales.
Myanmar, inscribió el sitio sacro de Bagan cuyo paisaje está poblado por un conjunto abundante y variado de obras artísticas y arquitectónicas budistas, que reflejan el fervor religioso en dicho imperio.
El sitio posee numerosos templos, monasterios y lugares de peregrinación, así como vestigios arqueológicos, frescos y esculturas. Constituye un testimonio espectacular de la civilización que floreció entre los siglos XI y XIII en la región, cuando la antigua ciudad de Bagan era capital de un importante imperio del budismo.
Alemania inscribió a la región minera de Erzgebirge/Krušnoho?í (Montes Metalíferos) que se ubican al sudeste de Alemania, en Sajonia, y al nordeste de Chequia. Esta cadena montañosa transfronteriza posee una gran variedad de metales que se empezaron a extraer desde la Edad Media, entre las que destaca el estaño y el uranio.
La explotación de los Montes Metalíferos ha dejado una profunda huella en el paisaje cultural de la región con la presencia de minas y ciudades mineras, así como de fundiciones, instalaciones innovadoras para el tratamiento de minerales y sistemas punteros de gestión de los recursos hídricos.
En tanto, la República Checa inscribió el Paisaje de crianza y doma de caballos en Kladruby nad Labem, situado en la planicie del Elba, en los llanos arenosos de la comarca de St?ední Polabí.
Este sitio abarca una serie de campos y pastos cercados, así como una zona boscosa y un conjunto de edificios concebido para la crianza y doma de los kladruber, caballos de tiro utilizados en las ceremonias de la corte imperial. Esta institución de cría es una de las más importantes de Europa y sus actividades perduran actualmente.
Alemania presentó su sistema de gestión de agua de Augsburgo, que ha ido evolucionando por etapas sucesivas desde el siglo XIV hasta ahora y comprende una red de canales; arcas de agua, construidas entre los siglos XV y XVII, que albergaron en otros tiempos maquinarias de bombeo
Por su parte Polonia presentó el sitio de Krzemionki que comprende cuatro minas que datan del Periodo Neolítico y la Edad del Bronce, dedicadas a la extracción y transformación del sílex rayado para fabricar hachas. Las minas contaban con estructuras subterráneas e instalaciones para la talla de este mineral, y también con unos cuatro mil pozos y fosas.
El sitio ilustra los modos de vida y de trabajo de las comunidades prehistóricas sedentarizadas y es testimonio de una tradición cultural ya desaparecida.
A través de sus programas y convenciones para la protección del patrimonio, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ofrecen una plataforma concreta para la cooperación, la construcción de la paz y el entendimiento mutuo.