ESTADOS UNIDOS.- Mientras comienza su transición hacia la presidencia, Joe Biden pasa de una agria pugna electoral a otra pelea más urgente: controlar la pandemia que ha golpeado al país más poderoso del mundo con más dureza que a ningún otro.
Estados Unidos registra una media de más de 100 mil contagios al día y bate a menudo sus récords de casos diarios. Los hospitales de varios estados se están quedando sin espacio y sin personal, y la cifra de muertos está disparada.
Las autoridades de salud pública advierten que el país está entrando en su peor fase de la pandemia con la llegada del invierno y la próxima temporada de fiestas de final de año, que aumentan el riesgo de contagios rápidos mientras los estadounidenses viajan, compran y celebran con seres queridos.
“Los próximos dos meses van a ser duros, difíciles”, dijo el doctor Albert Ko, especialista en enfermedades infecciosas y presidente de departamento en la Facultad de Salud Pública de Yale. “Podríamos ver otras 100 mil muertes para enero”.
Por ahora, Estados Unidos ha registrado más de 9,8 millones de contagios y más de 237 mil muertes de Covid-19.
Biden anunció el domingo que el doctor Vivek Murthy, exdirector de Salud Pública de Estados Unidos, y el doctor David Kessler, excomisario de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, servirán como codirectores de un grupo de trabajo contra el coronavirus que se presentaría el lunes.
El grupo se encargará de tomar las propuestas que hizo Biden durante la campaña y convertirlas en un plan contra el virus que el nuevo presidente pueda poner en marcha cuando asuma el cargo en enero.
Biden prometió en campaña que las pruebas diagnósticas serían gratuitas y accesibles de forma generalizada, así como contratar a miles de trabajadores sanitarios para programas de rastreo de contactos e instruir a los Centros de Control de Enfermedades para que ofrezcan lineamientos claros y basados en recomendaciones de expertos, entre otras propuestas.
Como candidato demócrata, Biden convirtió la mala gestión de la pandemia a manos del presidente, Donald Trump, en el tema central de su campaña. Pero buena parte de las propuestas de Biden requerirá la intervención del congreso, y es seguro que encontrará dificultades en las divididas cámaras parlamentarias.
“No me presento con la falsa promesa de poder acabar con esta pandemia pulsando un interruptor. Pero sí prometo esto: Desde el primer día, empezaremos haciendo las cosas correctas”, dijo el mes pasado en un acto de campaña.
El doctor Phillip Coule, director médico del Centro Médico de la Universidad de Augusta en Georgia, dijo confiar en que el país pudiera dejar atrás las divisiones políticas que han complicado la respuesta al virus ahora que los comicios han terminado.
“Ahora que hemos pasado las elecciones, manejemos esto basándonos en la ciencia, y no en la política, de esta enfermedad y de la pandemia”, dijo.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que es demócrata, dijo creer que incluso los negacionistas más convencidos del Covid-19 adoptarían un tono más conciliador cuando asumieran la derrota electoral de Trump.
“Creo que la presión política de negar el Covid ha desaparecido”, dijo el domingo en el programa “This Week” de ABC. “Creo que ahora verán a científicos hablar sin cortapisas. Y creo que las cifras van a subir, y los estadounidenses entenderán lo grave que es".
Hay límites legales a lo que puede hacer el presidente electo antes de asumir el cargo oficialmente, pero él y su equipo de transición deben empezar a preparar el trabajo de inmediato, indicó la doctora Leana Wen, profesora de salud pública en la Universidad George Washington y excomisaria de salud de Baltimore.
Establecer un cierto consenso con los gobiernos estatales sobre una gestión nacional, incluida una orden nacional sobre el empleo de mascarillas, debería ser prioritario, afirmó. La oposición al uso de mascarillas sigue siendo un asunto espinoso, especialmente en algunos de los estados más afectados del país.
“Cada estado actúa de forma bastante autónoma sobre sus medidas, y ya hemos visto cómo ha resultado eso”, dijo Ko, el experto de Yale. “Esta enfermedad necesita respuestas nacionales y globales”.
Superar meses de mensajes contradictorios sobre la pandemia es otra tarea compleja que Biden debe emprender durante su transición, dijo Angela Rasmussen, investigadora de virus de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
“El último año de desinformación, confusión y desquiciar a la gente desde la Casa Blanca ha acabado con la confianza de que nuestro gobierno pueda gestionar esto”, dijo. “Va a ser crucial comenzar a comunicar que sí, este gobierno actuará regido por la ciencia”.
Durante sus primeras declaraciones como presidente electo, Biden dijo el sábado que su equipo de trabajo creará un plan “basado en ciencia sólida” y “construido con compasión, empatía y preocupación”.
Sus colaboradores, entre tanto, han pasado los días dese los comicios asegurando al público que el gobierno estará listo para responder a la pandemia.
“Creo que hay una sensación de urgencia en general”, dijo el domingo a “Fox News Sunday” Pete Buttigieg, exaspirante a la candidatura demócrata a la presidencia y que ahora está en el equipo de transición de Biden. “Sabemos que cada día trae más pérdidas, más dolor y más peligro para el pueblo estadounidense, y por eso no está esperando a estar en el cargo para inmediatamente reunir a gente que tiene la clase de experiencia adecuada y planear escucharles de verdad”.
En la comunidad médica en su conjunto también hay esperanzas de que un gobierno de Biden ayude a restaurar el liderazgo estadounidense en retos globales de salud pública, incluido el desarrollo y la distribución de una vacuna cuando esté disponible.
La doctora Soumya Swaminathan, científica jefe de la Organización Mundial de la Salud, dijo ser más optimista sobre que un gobierno de Biden se sumara a Covax, un proyecto liderado por la OMS que pretende ayudar a llevar vacunas a las personas más necesitadas en todo el mundo, independientemente de si viven en países ricos o pobres.
“Todo el mundo reconoce que para una pandemia, no puedes tener una estrategia país a país. Necesitas una estrategia global”, dijo Swaminathan.
Pero en Kansas, uno de los estados que ha sufrido un repunte significativo del virus en las últimas semanas, al menos un responsable hospitalario era escéptico sobre lo que podía hacer un nuevo presidente para frenar la pandemia en Estados Unidos.
“Creo que el daño está hecho”, dijo Kris Mathews, administrador de Decatur Health, un pequeño hospital en la zona noroeste rural del estado. “La gente ya ha decidido cómo reacciona a esto”.
ard