BUENOS AIRES. — Un virus derivado del chimpancé podría ser la llave para el éxito de la potencial vacuna contra el coronavirus desarrollada por la farmacéutica AstraZeneca y cuya llegada a Latinoamérica correrá por cuenta de Argentina y México.
La vacuna de la compañía anglo-sueca, desarrollada por la universidad de Oxford, es una de varias que participan de una carrera contrarreloj para terminar con la pandemia, pero es parte del grupo privilegiado que está en fase 3 de ensayos clínicos en humanos.
Argentina y México anunciaron esta semana un convenio con AstraZeneca para producir y distribuir la vacuna en Latinoamérica a un precio accesible a partir del primer semestre de 2021. Se proyectan 250 millones dosis a un precio de tres o cuatro dólares cada una.
En el país sudamericano, el laboratorio local mABxience tendrá la responsabilidad de producir la materia prima de la potencial vacuna en base a los protocolos que envíe AstraZeneca.
Uno de sus componentes principales es un adenovirus derivado de chimpancé que está modificado para aportar la información genética de la proteína del coronavirus.
“Es como un caballo de troya cuando ingresa a organismos. No puede multiplicarse pero lleva sobre su superficie una proteína del coronavirus”, explicó Esteban Corley, virólogo y director de mABxience Argentina.
“Con la vacuna pretendo que mi organismo genere anticuerpos y en un contexto en el que no me pase nada, a lo sumo febrícula o dolor en la zona aplicada. Le va a mostrar a mi sistema inmune esta proteína y va a montar una respuesta. Lo neutraliza y puede no causarnos daño”.
Los componentes de la vacuna se colocarán en bidones estériles de entre 20 y 25 litros, se les congelará y se los transportará a México en avión. “Es una forma normal de mover bio-fármacos al mundo”, explicó el virólogo argentino. En México se fraccionará en dosis y desde allí se la distribuirá al resto de los países.
Cada gobierno tendrá que negociar la compra de dosis con AstraZeneca, que ha manifestado su vocación de ponerlas en el mercado a un costo menor que otras competidoras.
La primera etapa de la producción de la vacuna en Latinoamérica será financiada por la fundación del magnate mexicano Carlos Slim. La cifra del acuerdo no fue difundida.
“La fase 3 va a terminar en octubre. Esto se hace a riesgo, si la prueba clínica tiene resultados malos se tira”, afirmó Lucas Filgueira Risso, gerente de operaciones de mABxience durante una recorrida en el laboratorio.
Los llamados ensayos de fase 3, como los que se realizan para la vacuna de AstraZeneca, suelen durar meses e implican a miles de personas, la única forma de demostrar si una vacuna experimental es segura y si realmente funciona.
AstraZeneca cerró una serie de acuerdos similares en todo el mundo para distribuir la vacuna experimental contra el COVID-19.
Sus convenios incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea, así como con la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias -una coalición público-privada con sede en Noruega-, y la Alianza de Vacunas GAVI, una asociación público-privada establecida en Ginebra.
La Organización Mundial de la Salud dijo que todas las posibles vacunas deben completar las fases de ensayo antes de ser distribuidas. Los expertos han advertido que si no cumplen con los protocolos pueden provocar un impacto negativo en la salud y crear una falsa sensación de seguridad o socavar la confianza en las vacunas.
Si la vacuna es exitosa, se estima que en noviembre comenzarán pruebas a escala, luego la validación de lotes de vacuna y “a partir de enero y febrero se empezará a producir primeros lotes que se van a enviar a México”, dijo Risso.
Los plazos de ensayos para la cura contra el coronavirus se acortaron drásticamente respecto a otras vacunas. Ello ha generado temores por sus efectos colaterales y ha dado argumentos a los grupos antivacunas.
“La mayoría de las vacunas (bajo experimentación) han cumplido protocolos... conocemos sus datos y han tenido un análisis y han dado a conocer datos de fase 1 y 2 que tendrían seguridad. No tengo ninguna duda de que me vacunaría porque creo que se han cumplido bien con los dos pasos previos”, afirmó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarrezza. “Creo no hay riesgos, las posiciones antivacunas son basadas en convencimientos no fundamentados en la ciencia”.
Los gobiernos de México y Argentina anunciaron que la aplicación de la vacuna a sus respectivas poblaciones será gratuita.
BUENOS AIRES. — Un virus derivado del chimpancé podría ser la llave para el éxito de la potencial vacuna contra el coronavirus desarrollada por la farmacéutica AstraZeneca y cuya llegada a Latinoamérica correrá por cuenta de Argentina y México.
La vacuna de la compañía anglo-sueca, desarrollada por la universidad de Oxford, es una de varias que participan de una carrera contrarreloj para terminar con la pandemia, pero es parte del grupo privilegiado que está en fase 3 de ensayos clínicos en humanos.
Argentina y México anunciaron esta semana un convenio con AstraZeneca para producir y distribuir la vacuna en Latinoamérica a un precio accesible a partir del primer semestre de 2021. Se proyectan 250 millones dosis a un precio de tres o cuatro dólares cada una.
En el país sudamericano, el laboratorio local mABxience tendrá la responsabilidad de producir la materia prima de la potencial vacuna en base a los protocolos que envíe AstraZeneca.
Uno de sus componentes principales es un adenovirus derivado de chimpancé que está modificado para aportar la información genética de la proteína del coronavirus.
“Es como un caballo de troya cuando ingresa a organismos. No puede multiplicarse pero lleva sobre su superficie una proteína del coronavirus”, explicó Esteban Corley, virólogo y director de mABxience Argentina.
“Con la vacuna pretendo que mi organismo genere anticuerpos y en un contexto en el que no me pase nada, a lo sumo febrícula o dolor en la zona aplicada. Le va a mostrar a mi sistema inmune esta proteína y va a montar una respuesta. Lo neutraliza y puede no causarnos daño”.
Los componentes de la vacuna se colocarán en bidones estériles de entre 20 y 25 litros, se les congelará y se los transportará a México en avión. “Es una forma normal de mover bio-fármacos al mundo”, explicó el virólogo argentino. En México se fraccionará en dosis y desde allí se la distribuirá al resto de los países.
Cada gobierno tendrá que negociar la compra de dosis con AstraZeneca, que ha manifestado su vocación de ponerlas en el mercado a un costo menor que otras competidoras.
La primera etapa de la producción de la vacuna en Latinoamérica será financiada por la fundación del magnate mexicano Carlos Slim. La cifra del acuerdo no fue difundida.
“La fase 3 va a terminar en octubre. Esto se hace a riesgo, si la prueba clínica tiene resultados malos se tira”, afirmó Lucas Filgueira Risso, gerente de operaciones de mABxience durante una recorrida en el laboratorio.
Los llamados ensayos de fase 3, como los que se realizan para la vacuna de AstraZeneca, suelen durar meses e implican a miles de personas, la única forma de demostrar si una vacuna experimental es segura y si realmente funciona.
AstraZeneca cerró una serie de acuerdos similares en todo el mundo para distribuir la vacuna experimental contra el COVID-19.
Sus convenios incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea, así como con la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias -una coalición público-privada con sede en Noruega-, y la Alianza de Vacunas GAVI, una asociación público-privada establecida en Ginebra.
La Organización Mundial de la Salud dijo que todas las posibles vacunas deben completar las fases de ensayo antes de ser distribuidas. Los expertos han advertido que si no cumplen con los protocolos pueden provocar un impacto negativo en la salud y crear una falsa sensación de seguridad o socavar la confianza en las vacunas.
Si la vacuna es exitosa, se estima que en noviembre comenzarán pruebas a escala, luego la validación de lotes de vacuna y “a partir de enero y febrero se empezará a producir primeros lotes que se van a enviar a México”, dijo Risso.
Los plazos de ensayos para la cura contra el coronavirus se acortaron drásticamente respecto a otras vacunas. Ello ha generado temores por sus efectos colaterales y ha dado argumentos a los grupos antivacunas.
“La mayoría de las vacunas (bajo experimentación) han cumplido protocolos... conocemos sus datos y han tenido un análisis y han dado a conocer datos de fase 1 y 2 que tendrían seguridad. No tengo ninguna duda de que me vacunaría porque creo que se han cumplido bien con los dos pasos previos”, afirmó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarrezza. “Creo no hay riesgos, las posiciones antivacunas son basadas en convencimientos no fundamentados en la ciencia”.
Los gobiernos de México y Argentina anunciaron que la aplicación de la vacuna a sus respectivas poblaciones será gratuita.