ESPECIAL. - 2020 se convirtió en uno de los años con más muertes violentas de niñas y adolescentes en México; de enero a septiembre de este año se registró la cifra más alta de feminicidios desde 2015 de acuerdo con datos del Gobierno de México.
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Así lo consignó el periodista Héctor de Mauleon en su columna de El Universal titulada “2020, un infierno para las niñas”; donde agrega que, de acuerdo con el director de la Red por los Derechos de la Infancia, la violencia contra las menores de edad no ha dejado de crecer en los últimos 14 años llegando a duplicarse varios indicadores entre 2018 y 2020.
Entre los casos de muertes violentas de niñas que han indignado a la opinión pública se encuentra el de “Dayana” de 13 años de edad; cuyo cuerpo fue localizado el 4 de enero con una venda en el cuello y un calcetín en la boca luego de sofocar un incendio, al parecer provocado por el agresor, en la propia casa de la víctima, ubicada en la colonia Matamoros de Tijuana, el cual ocurrió mientras la mamá de la pequeña trabajaba en el mercado.
El 3 de marzo México vivió el horror cuando se conoció la noticia sobre la localización del cuerpo de una niña de apenas cinco años con signos de violencia y abuso sexual a orillas de la autopista México-Acapulco en el tramo que corresponde a Temixco, Morelos, al parecer un tío la raptó, abusó y abandonó en el paraje.
Otro caso indignante fue el de la llamada “Beba de Aragón” cuyos restos fueron localizados, a finales de junio, al interior de una mochila abandona debajo de un puente del Estado de México (Edomex); el cuerpo de la menor presentaba señales de abuso sexual y violencia física; además nadie se presentó a reclamar los restos por lo que su identidad y edad exacta no pudieron determinarse, se calcula que tenía entre 6 y 24 meses.
También en junio otra niña, esta de cinco años de edad identificada como Patricia Elizabeth, fue violada y golpeada por su padrastro en un domicilio de la colonia Unión, Tijuana, lo que le provocó lesiones que le causaron la muerte en el hospital tres días después de la agresión.
En julio el caso de Reyna Isabel conmocionó a la opinión pública, se trata de una niña de 12 años que desapareció mientras vendía pan en la vía pública; su cadáver con huellas de violencia apareció días después en un terreno baldío de Veracruz.
Así como la “Beba de Aragón”, en agosto otra niña no identificada fue localizada muerta esta vez al interior de una hielera abandonada en un mercado de la colonia El Pípila de Tijuana; el cuerpo de la niña de alrededor de cinco años también presentaba huellas de violencia y pudo ser sepultada gracias a un grupo de madres de familia que luchó para que el cuerpo de “Dulce María”, como ellas la bautizaron, no fuera a la fosa común.
En tanto, en octubre, el cadáver de Ayelin Iczae, de 13 años de edad, fue localizado por su tío luego de cuatro días de búsqueda tras desaparecer al salir de su casa en Tixtla, Guerrero, para acompañar a su mamá; los restos de la menor fueron hallados debido al olor que desprendían, ella también presentaba signos de haber sido violentada.
Finalmente, Héctor de Mauleón, recuerda en su columna los casos de Sofía y Heidi Jazmín, ambos ocurridos en noviembre, la primera, de 12 años de edad, desapareció en Zacatecas luego de haber sido citada, presuntamente, por un profesor y tras 11 días de búsqueda sus restos fueron localizados con signos de violencia; la segunda, de nueve años, despareció de su propia casa en Tenamaxtlán, Jalisco, al parecer raptada por un familiar y sus restos fueron hallados a finales del mes sin que las autoridades, se lee en la columna, dieran “explicaciones”.
Descansen en paz.
Cin información de El Universal Opinión.
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