MÉXICO.- Una careta de buceo al que le adaptaron un filtro con eficiencia de retención de partículas del 99.9 por ciento, desarrollada por dos expertas en ingeniería biomédica del Tec de Monterrey y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) es la nueva alternativa de protección en hospitales covid; por ahora solo 500 médicos de la institución ya usan esa careta, pero están en proceso de fabricación 10 mil de esos dispositivos médicos, debido a que por su efectividad y mayores beneficios, la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (Sectei) apoyó el proyecto con 8.5 millones de pesos.
Fanny Alvarado Chávez, jefa del Departamento de Ingeniería Biomédica del INCMNSZ y Mariel Alfaro Ponce, directora de Carrera de Ingeniería Biomédica del Tec de Monterrey campus Ciudad de México explicaron en entrevista con MILENIO que ante la escasez y encarecimiento de las mascarillas N95, sus respectivos equipos se dieron a la tarea de encontrar una solución a esa problemática, por lo que usaron una máscara de buceo hecha en China; y diseñaron un adaptador –impreso en 3D en el Tec de Monterrey–, al que se le coloca un filtro EPA, cuya eficiencia de retención es mayor a las mascarillas N95, que como su nombre lo indica, tienen una eficiencia de filtrado de partículas del 95 por ciento.
“En conjunto vimos que las máscaras de buzo podrían ser funcionales para esta actividad, se realizó un adaptador y se imprimió en 3D. Se le da un tratamiento de sellado y se pega a la máscara, una vez que se tiene esta adaptación se coloca un filtro, que se le conoce mejor como nariz artificial, es un filtro bidireccional que tienen un 99.9% de eficiencia, es decir, que los médicos y enfermeras quedan más protegidos”, señaló Fanny Alvarado.
Entre los beneficios destaca que brinda mayor confort al personal de la salud, pues no lastima el rostro dejando marcas por el ajuste, ni se empaña; además del lavado puede esterilizarse, y a diferencia de las máscarillas N95 que cuestan en promedio 150 pesos, el filtro EPA que utiliza la careta tiene un costo de 35 pesos.
En el mercado, la careta de buceo tiene un costo promedio de 580 pesos, por lo que cotizaron la producción con fabricantes de plástico mexicanos; sin embargo, los costos se elevaban, así que contactaron directamente a los fabricantes en China, con quienes ya acordaron un pedido de 10 mil caretas, y si logran negociar un mejor precio, podrían adquirir más.
“Revisamos en la industria del plástico dentro de México y lo que nos decían es que iba a ser más costoso hacerlas aquí que comprarlas; nosotros ya localizamos al fabricante y es como las vamos a traer con ayuda de la Secretaría de Relaciones Exteriores para tenerlas aquí”.
Alfaro indicó que las 10 mil caretas serán distribuidas en hospitales covid de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, principalmente en los institutos de salud que se encuentran en la zona de hospitales al sur de la capital, como el INER, Cardiología y Cancerología.
Asimismo, destacaron que la careta adaptada se fabrica por tallas, “hay chica, medina y grande porque hay enfermeras que tienen el rostro muy pequeño y es importante tener la medida exacta para cada personal médico, porque si le queda muy chico el sellado no es el adecuado y si le queda muy grande, pasa lo mismo”.
MÉXICO.- Una careta de buceo al que le adaptaron un filtro con eficiencia de retención de partículas del 99.9 por ciento, desarrollada por dos expertas en ingeniería biomédica del Tec de Monterrey y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) es la nueva alternativa de protección en hospitales covid; por ahora solo 500 médicos de la institución ya usan esa careta, pero están en proceso de fabricación 10 mil de esos dispositivos médicos, debido a que por su efectividad y mayores beneficios, la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (Sectei) apoyó el proyecto con 8.5 millones de pesos.
Fanny Alvarado Chávez, jefa del Departamento de Ingeniería Biomédica del INCMNSZ y Mariel Alfaro Ponce, directora de Carrera de Ingeniería Biomédica del Tec de Monterrey campus Ciudad de México explicaron en entrevista con MILENIO que ante la escasez y encarecimiento de las mascarillas N95, sus respectivos equipos se dieron a la tarea de encontrar una solución a esa problemática, por lo que usaron una máscara de buceo hecha en China; y diseñaron un adaptador –impreso en 3D en el Tec de Monterrey–, al que se le coloca un filtro EPA, cuya eficiencia de retención es mayor a las mascarillas N95, que como su nombre lo indica, tienen una eficiencia de filtrado de partículas del 95 por ciento.
“En conjunto vimos que las máscaras de buzo podrían ser funcionales para esta actividad, se realizó un adaptador y se imprimió en 3D. Se le da un tratamiento de sellado y se pega a la máscara, una vez que se tiene esta adaptación se coloca un filtro, que se le conoce mejor como nariz artificial, es un filtro bidireccional que tienen un 99.9% de eficiencia, es decir, que los médicos y enfermeras quedan más protegidos”, señaló Fanny Alvarado.
Entre los beneficios destaca que brinda mayor confort al personal de la salud, pues no lastima el rostro dejando marcas por el ajuste, ni se empaña; además del lavado puede esterilizarse, y a diferencia de las máscarillas N95 que cuestan en promedio 150 pesos, el filtro EPA que utiliza la careta tiene un costo de 35 pesos.
En el mercado, la careta de buceo tiene un costo promedio de 580 pesos, por lo que cotizaron la producción con fabricantes de plástico mexicanos; sin embargo, los costos se elevaban, así que contactaron directamente a los fabricantes en China, con quienes ya acordaron un pedido de 10 mil caretas, y si logran negociar un mejor precio, podrían adquirir más.
“Revisamos en la industria del plástico dentro de México y lo que nos decían es que iba a ser más costoso hacerlas aquí que comprarlas; nosotros ya localizamos al fabricante y es como las vamos a traer con ayuda de la Secretaría de Relaciones Exteriores para tenerlas aquí”.
Alfaro indicó que las 10 mil caretas serán distribuidas en hospitales covid de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, principalmente en los institutos de salud que se encuentran en la zona de hospitales al sur de la capital, como el INER, Cardiología y Cancerología.
Asimismo, destacaron que la careta adaptada se fabrica por tallas, “hay chica, medina y grande porque hay enfermeras que tienen el rostro muy pequeño y es importante tener la medida exacta para cada personal médico, porque si le queda muy chico el sellado no es el adecuado y si le queda muy grande, pasa lo mismo”.