MONTERREY.- La pandemia redujo considerablemente las ventas de Eduardo Godínez, quien vende ropa usada en los mercaditos, pero lo que más le afecta es la restricción de horarios y los cierres de fin de semana, porque tradicionalmente son las horas y días en que tienen mayores ventas.
El virus del Covid-19 no ha alcanzado a Eduardo Godínez, pero a su negocio sí. Desde que empezó la pandemia sus ventas bajaron ostensiblemente, pues el aislamiento en que mucha gente vive, redujo el número de clientes en los mercaditos donde él vende ropa.
Lo que más les afecta son las restricciones de horario, pues cerrar a las 8 de la noche, entre semana, implica irse cuando llegan los clientes. Y los domingos, es cuando más ventas tienen los mercados.Mientras espera gente en su puesto, ubicado en la Plaza del Chorro, en el centro de la ciudad, narra las dificultades para mantener a su familia, compuesta por su esposa y tres hijos de corta edad.
El futuro se ve difícil. Hace 15 años inició su negocio de venta de ropa usada. Le iba bien, ganaba para los gastos de la familia y los puestos, pero la pandemia acabó con todo.
Y las restricciones remataron.Hay días que no vende nada, y termina gastando en gasolina la ganancia del día anterior, pero Eduardo tiene la confianza de que un día la pandemia terminara, y volverán los clientes y los tiempos buenos.
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