Con el objetivo de empoderar a las artesanas y generar un impacto comunitario a través de la economía solidaria se ha puesto en marcha en Hueyapan, Puebla, el Proyecto Chiwik-Tajsal, financiado por el organismo internacional Oxfam.
En el proyecto colaboran Mariana Hernández, egresada de Comercio Exterior y Logística Internacional (2018) y Dalia Pérez egresada de Marketing y Publicidad (2017) ambas ex alumnas de Ibero León, quienes junto a Camila Kichner, egresada de Ingeniería en Desarrollo Sustentable con enfoque en innovación social del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe, crearon, a inicios de este 2019 Textiles Solidarios, cooperativa de moda sostenible artesanal.
Dada la coincidencia en objetivos, las tres recibieron la invitación del Colectivo de artesanos Chiwik, coordinado por Emilia Flores para participar en la Convocatoria “Economías Inclusivas” lanzada por el organismo internacional Oxfam.
Colectivo Chiwik está conformado por artesanas y artesanos indígenas náhuatl, que viven los valores macehuales esenciales, que buscan su desarrollo sin perder de vista sus orígenes, su cultura y que apuestan por una visión común para trascender a través de las próximas generaciones; uno de sus medios para transmitir sus conocimientos son los textiles: producen huipiles, chales, tomicotones, mochilas y bolsas.
Chiwik- Tajsal
Juntas, en el primer trimestre del año, presentaron el proyecto Chiwik- Tajsal con el que se busca: “Generar, promover y fortalecer el empoderamiento de la mujer a nivel personal y a nivel de género, a través de la independencia económica, la revaloración cultural, la reflexión como medio de dignificación, de la autonomía como proceso de liberación y de la integración de una alternativa de vida que promueva el “buen vivir”, es decir, el bienestar individual a partir del bienestar social y del medio ambiente en armonía”.
En julio pasado recibieron la buena noticia, el proyecto resultó seleccionado para recibir financiamiento para la operación del programa, por cerca de 950 mil pesos a ejecutarse en un plazo de 1 año 8 meses.
Los beneficiados son 18 artesanos y artesanas de Chiwik, sus familias; y de manera indirecta se beneficiarán 27 colectivos más conformados por 324 artesanos y artesanas con sus respectivas familias.
Líneas de acción
Como parte de los objetivos, el programa arrancó el pasado mes de septiembre, con la remodelación y adaptación de un espacio que funcionará como taller, almacén, museo de textiles tradicionales y salón de usos múltiples.
Colaborará en el proyecto la estudiante de diseño de producto de la Ibero León, Fernanda de Alba, quien junto con los artesanos desarrollará una nueva línea de ropa y accesorios sustentables e innovadores sin perder de vista el valor histórico, iconográfico y cultural de la región.
Como parte del plan, a partir de febrero 2020, pondrán en marcha un Programa de Capacitación a través de talleres mensuales, en dos vertientes: la primera ligada a la Producción (diseño, economía solidaria, impacto ambiental en la cadena de suministros, logística, comercialización); y la segunda, dirigida al empoderamiento (equidad de género, autoestima, autosuficiencia de la mujer, violencia doméstica). “La idea es que el impacto se extienda a la familia y trascienda a la comunidad”, explica Mariana Hernández.
Para agosto del 2020 prevén el lanzamiento de la marca Chiwik- Tajsal con 4 líneas de ropa y accesorios. El plan estratégico considera la comercialización a través de en una tienda en internet; todo regido bajo los valores y principios de la economía solidaria, “nuestra prioridad es el bienestar colectivo, nuestra estructura de trabajo es una organización horizontal, para nosotras es un orgullo formar parte de un equipo multidisciplinario en el que cada uno y una, desde su trinchera, aporta lo mejor”, “todas las decisiones tomadas en el proyecto son realizadas de manera trasversal”, puntualizaron Dalia Pérez y Emilia Flores.
Un sistema replicable
Parte fundamental del proyecto es sistematizar la experiencia, en este proceso recibirán el apoyo y supervisión de Oxfam, esto con el fin de aplicar el modelo en otros colectivos, en otras localidades del país “poder replicar con otros proyectos de artesanos pero siempre con el mismo enfoque de sustentabilidad, equidad de género, empoderamiento femenino que les dé independencia económica”, explican Camila, Dalia y Mariana en entrevista.
“Es un reto porque la economía solidaria es ir en resistencia a la economía capitalista, que es lo que nos han enseñado. Ir en contra o en resistencia, implica desarrollar un modelo distinto y por ello la importancia de sistematizarlo y demostrar que sí se pueden hacer las cosas diferentes” concluyeron.