Harald Krüger, el director ejecutivo de BMW, renunció al cargo que ocupa desde 2015, lo que ejerce presión sobre el grupo automotriz para que encuentre un sucesor que lidie con la caída de utilidades y recupere terreno en el desarrollo de vehículos eléctricos.
La junta de supervisión de la compañía debía discutir la renovación del contrato de Krüger el 18 de julio. Después de que informó a la junta que no buscaría una segunda gestión, se discutirá sobre su sucesor y permanecerá en el cargo hasta que se nombre un reemplazo.
Kalus Fröhlich, jefe de investigación y desarrollo, y Oliver Zipse, jefe de producción, son los candidatos internos más fuertes para reemplazar a Krüger.
Su reemplazo tendrá que detener la caída de las utilidades de la compañía, lidiar con la guerra comercial mundial y ponerse al día con sus rivales en áreas de nueva tecnología de vehículos.
Las acciones de BMW, que registraron una pérdida de alrededor de 35 por ciento de su valor durante su gestión, apenas se movieron en las noticias.
Bajo la gestión de Krüger, el grupo automotriz se involucró en una serie de asociaciones para tratar de compensar su escala limitada, trabajando con Intel y Mobileye en los vehículos de autoconducción, con Daimler, el propietario de Mercedes, en nuevos servicios, y con Jaguar Land Rover en tecnología eléctrica.