MONTERREY.- Una multitud de feligreses comienza a abarrotar no solamente el Santuario, sino que, el andar entre las calles de la colonia Independencia en Monterrey, abriría el apetito de cualquiera.
Aunque pareciera una excusa, estudios aseguran que cuando la temperatura corporal disminuye, la sensación de hambre se estimula.
Y es que, ¿quién se negaría a un suculento panecito chopeado con café, champurrado o chocolate caliente?
Agustín Urban, originario del Estado de México, reveló que cada año llegan a Monterrey para preparar el tradicional pan de feria.
La gastronomía mexicana continúa desde los antojitos como tortas ahogadas, pozole, chiles rellenos hasta los tradicionales sopes de guisos. Así también, los elotes preparados y que, en este caso, las familias esperan esta época para deleitarse con los elotes dorados con epazote.
Coloridos, azucarados pero esponjosos y antojables, son cómo los algodones de azúcar son vistos, que al igual que los churros y los caramelos, la gente continúa manteniéndolos entre su listado.
Para muchos feligreses, la travesía por este mar de gente continúa con los cobertores, y es que, para tener el poder de convencimiento se requiere de pasión.
En frío o calor, las familias regiomontanas han demostrado serle fiel no solamente a la Virgen de Guadalupe, sino que, a su estómago y uno que otro antojo.
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