En la década de los 50s, en el Barrio de San Javier, en Guanajuato, Guanajuato, se daba por inaugurado un inmueble que contrastaría con la arquitectura del barrio y de la ciudad, ya de por sí con edificios bastante particulares. Un castillo a lo más medieval, que contaba con no menos de 20 habitaciones para hospedar a turistas de todos lados del país (y el mundo). Casi 70 años después, el Hotel Castillo Santa Cecilia se mantiene imponente, y se ha convertido en un icono de la capital declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1988.
El origen de este recinto se remonta cientos de años atrás, cuando México se encontraba bajo el yugo español, cuando todavía no estaba concebida siquiera la idea de que la “Nueva España” se convirtiera en un país soberano e independiente.
En 1686, este terreno originalmente era parte de una hacienda minera, a la que le eran devotos a San Francisco Javier, religioso de la compañía de Jesús, en donde cientos de trabajadores se encargaban de extraer minerales – principalmente plata – del rico subsuelo sobre el que se desarrolló esta ciudad colonial.
Conforme la explotación de la minería en la ciudad decaía, varias haciendas comenzaron a cerrar, y con el tiempo, desaparecer, no quedando más que los documentos que avalaran que en algún tiempo de la historia existieron.
Como recuerdo de este contexto se encuentra en la entrada de este hotel un tiro, un pozo profundo por el que los mineros bajaban para trabajar arduamente. Evidentemente, por cuestiones de seguridad, esta gran excavación se ha sellado.
“En 1952, un señor que se llamaba Ricardo Orozco, que era de la ciudad de Monterrey, viaja a España, ve un castillo y se le ocurre hace un hotel en forma de castillo. En 1950 se empieza a hacer el hotel con 17 habitaciones y después le siguen hasta acabar con cien habitaciones”, explica Manuel Quintero Reyes, el ‘bellboy’ de este hotel, en el que se encuentra trabajando desde el 2001.
Bajo los diseños del arquitecto de la ciudad de México Manuel Quezada Brandy, el 17 de mayo de 1951 comenzó la construcción y rehabilitación de esta antigua hacienda, para en 1952, abrir sus puertas como parte del sector hotelero y turístico.
“Un hombre económicamente poderoso con la intención de aprovechar la imagen que se estaba construyendo de la ciudad en esa época y que tenía que ver con esa semejanza al mundo de Cervantes, en donde la idea de aquellos hombres que se dedicaban a leer libros de caballería y estas ciudades amuralladas, fortalecidas”, comenta el cronista de la ciudad, Eduardo Vidaurri.
El Hotel Castillo Santa Cecilia cuenta con cien habitaciones, además de cuatro salones para que las personas puedan vivir sus eventos más felices y alegres: La Cava, un lugar que asemeja a un antiguo salón medieval de festividades, y que cuenta con una capacidad para 150 personas; al Comedor Real pueden ingresar hasta 200 personas; La Plaza, que puede albergar 400 personas, el Jardín con capacidad de 350 y El Mirador, siendo el más pequeño, en donde 120 personas máximo pueden disfrutar de su celebración y la vista que ofrece de la ciudad.
Bajo este histórico recinto se han hospedado artistas de clase mundial como Mario Moreno “Cantinflas”, María Félix, Celia Cruz, Antonio Aguilar, José Alfredo Jiménez, Brigitte Bardot, y la reina Isabel II de Inglaterra, entre muchos otros. En 1978, los reyes de España, Juan Carlos I y Sofía visitaron Guanajuato, siendo el Castillo Santa Cecilia su lugar de hospedaje. Desde entonces, la habitación en donde se hospedaron se le conoce como suite real.
Dada la antigüedad de este lugar, se han generado leyendas alrededor de él, siendo la más conocida la historia de una pequeña niña que se aparece por los jardines y pasillos del Hotel, siendo vista por varias personas que se han hospedado.
“Dicen que hay una niña de tres o cuatro años que anda en los pasillos. Prende las televisiones, les abre las ventanas y anda en los pasillos y en este columpio, ahí es en donde anda la niña. Hay veces que ahorita, como casi no hay aire, y está el columpio”, narra Manuel Quintero, mientras señala el columpio negro de en medio que se encuentra en el área de juegos.
Nadie conoce realmente de dónde surgió la leyenda o a qué se debe la aparición de este infante, solamente algunos trabajadores han sido testigos de las declaraciones verbales de los visitantes de este hotel.
Lo que también declaran quienes se hospedan varias noches bajo este turístico castillo es la belleza de su arquitectura, a quienes transporta a una época totalmente diferente e incluso, bajo el encanto que Guanajuato ofrece para quien ingrese a la capital.
“La arquitectura es sumamente diferente a la de cualquier hotel de aquí. Se aprecia mucho para tomar fotografías, videos, y está muy ‘nice’ el lugar”, señaló Alexis Pasillas, uno de los visitantes de este lugar, proveniente de Chihuahua.