En Guanajuato existe una leyenda que hace referencia a seres que en la actualidad son muy nombrados y que se les asocia con ser seres místicos u entidades sobrenaturales con aspecto de un reptil mezclado con una silueta humanoide, los conocemos como “reptilianos” y según pobladores de municipio de Valle de Santiago aseguran que un ser con esas características habita entre sus lagos, por lo que si te metes a alguno de sus ríos o lagos “El Chac”, como se refieren a él los habitantes, te puede llevar a las profundidades.
Se cuenta que hace muchos años, había un hombre que vivía de la pesca en la comunidad de Valle de Santiago, era un oficio del cual él mantenía a su familia pues la pesca en esta zona se daba de manera muy abundante. Al pasar el tiempo algo comenzó a pasar con los ríos y lagos que la abundancia de peces dejó de abastecer a las familias, por lo que ya no tenían que vender, Juan día tras día se levantaba muy temprano para poder conseguir algo de la pesca, sin embargo cada día empeoraba la situación, no tenía éxito con su caza y su situación económica estaba en declive.
La esposa del Juan, doña María, comenzó a notar a Juan muy preocupado sin embargo no lo cuestionaba mucho pues ella sabía que la falta de trabajo lo estaba desgastando.
Un día, Juan se levanto más temprano de lo normal, bajo de la montaña donde vivía, cansado, con su caña pescar y muy decidido bajo a al lago más grande de la comunidad con la ambición de poder traer algo a su casa.
Al llegar al lago Juan se puso en posición y se quedó esperando unos minutos, se encontraba solo y nervioso pues presentía algo, pero él estaba dispuesto a hacer lo que fuera para conseguir una pesca; pasaron unos minutos más cuando de pronto del lago salió un ser parecido a un lagarto, de textura escamosa, color verdoso y al mismo tiempo con una silueta de humano que lo hacía poder caminar en dos piernas; Juan al ver este ente soltó la caña y se quedo pasmado; “El Chac”, como ahora lo nombran, y Juan se miraron fijamente; pesé a que Juan estaba temeroso sabía que el Chac lo podía ayudar y le pidió que lo ayudara a ser el mejor pescador y que le diera mucha riqueza; El Chac le dijo que a cambio de darle lo que él pedía en diez primaveras Juan tendría que ir a las profundidades de los ríos con él, sin dudarlo ni un poco Juan acepto la oferta.
Ese día y los próximos casi diez años Juan vivió despreocupado por su economía y feliz de ser el mejor pescador del pueblo.
Una noche antes de que se cumpliera el pacto que había hecho aquella mañana con el Chac, mientras dormía, una serpiente comenzó a rodear su cuerpo lo que provocó que María su esposa despertara y al ver que la serpiente enrollaba el cuerpo de su esposo, asustada gritaba pidiendo auxilio, la serpiente simplemente se desvaneció y Juan despertó.
Al día siguiente María acudió a visitar al padre del templo de su comunidad para contarle lo sucedido la noche anterior, el padre le pidió que realizara instrucciones para sacar a la culebra que en realidad era el diablo y según el cura entre rezos y plegarias lograrían sacar al demonio de su casa.
Al llegar la noche María y Juan estaban prevenidos por si volvían a tener la aparición del animal, lo que Juan no recordaba era que esa noche se cumplía el pacto de las 10 primaveras. Al dar la medía noche con mucho miedo se metieron a la cama cuando de pronto vieron entrar por la ventana al Chac quien arrastró a Juan hasta el lago donde hizo el pacto con el reptil.
Juan nunca volvió a ser visto y cuentas los pueblerinos que El Chac sale cada primavera a pactar con nuevas víctimas.