Apenas ayer tuvimos el honor de celebrar el CI aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por respeto a los lectores no voy a dar una catedra de historia sino acaso únicamente precisaré como datos relevantes el que nuestra Carta Magna ha sufrido 706 reformas desde 1917 que fue promulgada, de 136 artículos 114 han sido reformados y únicamente 22 continúan con el texto original. Pasó de 21 mil a 67 mil 568 palabras y en ese orden de ideas, logrando con estas modificaciones que la columna vertebral del sistema jurídico mexicano sea la segunda Constitución más extensa del planeta según datos obtenidos de la propia Cámara de Diputados.
No habría objeción si estas reformas y modificaciones tuvieran verdaderamente un impacto positivo real y objetivo en la vida de los mexicanos, es decir que realmente vinieran a generar condiciones de desarrollo, de seguridad, de igualdad y de respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos; seria entendible y razonable que atendiendo a las distintas circunstancias, épocas, necesidades y la evolución misma de la sociedad obligara a que estos cambios se generaran en forma natural para dar pie a la modernización de la norma suprema de la nación, pero si analizamos a fondo las cientos de reformas; encontraremos que solo algunas de ellas se refieren a la modernización y actualización del marco jurídico teniendo como origen el reconocimiento y garantía que por fin hizo el estado de los derechos humanos en el país, contándolas demás reformas con un trasfondo económico para satisfacer necesidades del estado que verdaderamente para resolver rezagos históricos que siguen erosionando y dificultando el verdadero desarrollo nacional.
Es necesario precisar que no resulta valido descalificar a ultranza y sin fundamento la totalidad de las reformas efectuadas en este primer siglo de vida de la Constitución, pero resultaría ingenuo el pensar que la totalidad ellas tuvieron su origen verdadero en satisfacer el interés general, además pareciera que en nuestro país para cada problema o situación existe una ley, logrando con esto una sobre regulación que lo único que hace es entorpecer la vida misma de la sociedad.
La realidad es que lejos de estar creando nuevas leyes o modificando nuestra Carta Magna a contentillo, me quedo con las palabras expresadas por el Maestro Juan de Dios Castro Lozano quien asevera que el mejor legado que un gobierno puede dejar a sus gobernados es la observancia irrestricta de la norma que regula y rige su actuación, aplicando aquello de que el servidor público únicamente puede hacer lo que la ley le permite a contrario sensu del particular a quien se le permite hacer lo que la ley no le prohíbe.
Ojalá en poco tiempo lleguemos al extremo de observar en forma espontánea y libre la normativa que regula a la sociedad en general tanto en el sector privado como en el sector público para evitar la excesiva regulación vigente en nuestragran nación.