El ingeniero industrial Eduardo Guízar, quien formó parte junto con otros mexicanos del proyecto espacial “Curiosity” de la NASA en los Estados Unidos, habla sobre el rechazo que hay para quienes proponen proyectos al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) porque solamente se aprueba a los cercanos.
Guízar en su visita a Durango, comentó que el diseño del robot nació para dependencias de seguridad pública y protección civil, pero no tuvo eco en México, y por ello se convirtió en un proyecto caro y se pidió a los tres órdenes de Gobierno por medio de la presentación del proyecto, pero no hubo eco tampoco, ni en el CONACYT.
Dijo que fue el momento en el que se suspende el trabajo por un tiempo, y es el momento que la NASA conoce los diagramas del motor, y hacen la invitación a colaborar con ellos, pero en un principio se desconocía el propósito del motor del robot.
El laboratorio de ciencia de Marte, fue el primer nombre como conoció del proyecto Guizar, y luego la NASA hizo el concurso para nombrar la misión como se conoce hasta el momento. Cabe señalarse que el laboratorio donde se realiza el cronograma es de un investigador de la Universidad Autónoma de México.
Recordó que todavía después de participar con la NASA, volvieron a rechazar algunos de sus proyectos, y en ese peregrinar, conoce de los proyectos que son presentados y se les entregan recursos, y son plagio de trabajos que incluso fueron un fracaso.
Dijo que se han rechazado proyectos que pudieron tener un impacto la mejora en cualquier campo de la ciencia y la tecnología.
Indicó que en las universidades y tecnológicos se generan proyectos que compiten con alumnos de países con el apoyo financiero necesario, y aun así ganan los concursos de robótico. Enumeró que en Estados Unidos, Canadá, Japón, Italia o Alemania, se logran resultados por los estudiantes mexicanos.