Durango. Se preparan todas las mañanas para brindar el show que siempre han dado a sus espectadores, maquillaje, vestuario y los instrumentos con el que se han ganado el respeto del público, pero esta vez, el escenario cambió, pues ahora se han tenido que acostumbrar a los vehículos y los poco espectadores que el semáforo en alto les pone para poder brindar un show de menos de 2 minutos, aunque el objetivo es el mismo; hacer reír y hacerles pasar un rato agradable, la meta es aún más grande, juntar para llevarle de comer a su familia.
Estos malabaristas y payasos se han quedado varados en el poblado de Málaga, debido a la contingencia ya no pueden volver a su lugar de origen y mucho menos brindar show por lo que la economía se les ha terminado.
Este circo que ha funcionado durante varias generaciones al norte del país alberga a más de 48 personas, entre niños, adultos y personas de la tercera edad que ahora han quedado sin un plato de comida por lo que se han tenido que turnar los días para salir a buscar el sustento que les permita llenar no solo las esperanzas sino también el estómago. Los integrantes describen la situación como una de las más difíciles que han tenido que pasar durante toda su vida como cirqueros.
De nueve de la mañana y hasta las 5 de la tarde sin un día de descanso de instalan en el semáforo del bulevar Francisco Villa a la altura del fraccionamiento Bosques del Valle, ahí es donde se les puede observar dando lo mejor de cada show.